El estudio «Sonidos de la ciudad y calidad auditiva», realizado por la red de centros auditivos Aural, los pioneros en audiología en nuestro país, destaca que el 88% de la población considera que los ruidos urbanos afectan su calidad auditiva, y el 85% están preocupados por el impacto que puede tener en su salud auditiva. En concreto, se ha identificado que el tráfico es el ruido urbano que genera mayor malestar entre los españoles (70%), seguido por el ruido de la construcción (50%), el ruido de las sirenas (41%) y el bullicio (42%).
Además, el 72% de los españoles relacionan el sonido del tráfico como el sonido predominante de su ciudad, ocultando los sonidos naturales.
También, más de la mitad de la población experimenta consecuencias de los ruidos urbanos. Entre ellos, los más comunes son los problemas para dormir (58%), el estrés (51%) y los dolores de cabeza (49%). Otro dato alarmante es que el 96% de los encuestados afirma que el ruido en las ciudades ha aumentado en los últimos 30-40 años, confirmando que es un problema creciente desde hace décadas.
De hecho, la exposición prolongada a ruidos fuertes y constantes en ambientes urbanos puede dañar las células auditivas del oído interno, provocando una pérdida auditiva inducida por el ruido. La exposición a ruidos de tráfico, aviones, trenes, construcciones y otros sonidos ambientales pueden causar daño en la audición. Un estudio ha demostrado que las personas que viven cerca de los aeropuertos tienen una mayor probabilidad de sufrir una pérdida de audición debido a la exposición continua al ruido de los aviones. Esta exposición puede ser especialmente perjudicial durante la noche cuando los niveles de ruido son más altos.
Las consecuencias de la pérdida de audición son diversas. Puede dificultar la comunicación interpersonal, afectar la calidad de vida y disminuir el desempeño en el trabajo. Además, la pérdida auditiva puede aumentar el riesgo de aislamiento social y depresión. En general, la calidad auditiva de las personas que viven en la ciudad está empeorando debido a la exposición prolongada a ruidos fuertes. Curiosamente, un estudio ha revelado que una persona de 60 años que vive en la selva puede tener la misma audición que una persona de 30 años que vive en la ciudad. Esto se debe a que la exposición a ruidos fuertes y constantes en las ciudades puede acelerar la pérdida de audición en personas de todas las edades.