Los cigarrillos electrónicos, y no solo el tabaco convencional, son una fuente potencial de e-basura, nuevos elementos tóxicos que ensucian la tierra, según un editorial publicado en Archivos de Bronconeumología, la revista científica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), firmado por los doctores José Ignacio de Granda-Orive y Cristina García-Quero, ambos neumólogos y miembros de SEPAR.
Entre estos contaminantes figuran los metales pesados, incluidos los elementos de tierras raras, conocidos en inglés como rare earth elements (REE por sus siglas en inglés), y otros elementos menores. El editorial publicado en Archivos de Bronconeumología advierte de que la contaminación por metales pesados ha aumentado en la última década, debido al desarrollo, uso y consumo de dispositivos tecnológicos y electrónicos como tabletas, smartphones, ordenadores, fotocopiadoras, teléfonos o pilas recargables, entre otros, lo que constituye un nuevo riesgo de salud y ocupacional.
A todos estos dispositivos se suman ahora los cigarrillos electrónicos o e- cigarrillos como otra fuente potencial de e-basura. Los autores concluyen que “es necesario desarrollar trabajos amplios en los que se determine el efecto de estos elementos en la salud humana y demandamos a nivel gubernamental global que sea obligatorio adoptar estrategias múltiples a todos los niveles para la gestión de esta e-basura”.
Algunos metales pesados son necesarios para la vida, pero muchos no lo son, sino que son tóxicos incluso a bajas concentraciones, como el arsénico, el cadmio, el cromo, el plomo y el mercurio. Además, hay otros componentes que, a altas concentraciones, son nocivos para la salud humana y que se encuentran presentes en los productos del tabaco, como consecuencia de la salud ambiental.
Se estima que el humo de los cigarrillos convencionales contiene 5.000 componentes químicos. Entre ellos, se ha identificado que hay hasta 98 componentes tóxicos inhalados que se han relacionado con enfermedades cancerígenas, cardiovasculares y respiratorias.
En la lista de 275 contaminantes prioritarios de la Agency for Toxic Substances and Disease Registry (ATSDR) que producen efectos adversos sobre la salud de los humanos, se han identificado un total de 23 metales pesados que se encuentran en el humo del tabaco debido a la contaminación del medio ambiente, entre los que figuran los REE, debido a que estos contaminantes se acumulan en los suelos donde se cultivan las plantas de tabaco.
Los REE son metales que incluyen el escandio, el itrio y 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio), que ocasionan la denominada e-basura.
El editorial es claro. Recuerda que la agricultura del tabaco presenta ciertas características que la hacen más susceptible a acumular tóxicos. Además, indica que el consumo de cigarrillos e, incluso, de cigarrillos electrónicos (CE) representa una fuente de exposición a elementos que son considerados como contaminantes emergentes y que han sido denominados REE y que, con contundencia, la evidencia existente hasta el momento sobre el acúmulo de estos metales en los cigarrillos y CE es incuestionable.
REE en vapeadores y metales pesados en fumadores
En el editorial, se expone, entre esta evidencia científica acumulada, los hallazgos de un estudio en Environmental Research que ha analizado la presencia de 42 metales pesados, incluidos los REE, en la sangre de no fumadores, fumadores y consumidores de cigarrillos electrónicos.
En ese estudio, los fumadores presentan los mayores niveles de cobre, molibdeno, cinc, antimonio y estroncio, y los vapeadores de selenio, plata, estaño y vanadio. El berilio, el europio y los lantánidos se han detectado con mayor frecuencia en los vapeadores que en los fumadores y, además, el 11,8% de los vapeadores encuentran más de 10 elementos REE diferentes. En vapeadores, los niveles séricos de cerio y erbio aumentan a medida que se incrementa su consumo.
Los autores concluyen que el humo de tabaco es una fuente importante de metales pesados, mientras que los cigarrillos electrónicos son una fuente potencial de REE. Conocer las sustancias tóxicas incluidas en los CE, en el momento actual, es una gran relevancia en salud pública por los sucesos relacionados con el consumo de CE que se están conociendo en la actualidad en EE. UU. Las muertes han venido a demostrar que la falta de control sobre un producto de consumo con sustancias químicas es algo que no nos podemos permitir, advierten los firmantes del editorial.
Metales pesados y REE en el tabaco convencional
Los autores del editorial también comentan los resultados de otro estudio en Environmental Research que ha analizado las concentraciones de 33 metales tóxicos utilizados en la industria tecnológica, por tanto generadores de e-basura, tanto en cigarrillos manufacturados como de liar, en el papel, en el tabaco (negro y rubio), incluidos los cigarrillos delgados o «slim», y en sus filtros.
Los hallazgos de dicho estudio son que el tabaco negro es el que contiene más metales tóxicos, incluidos los REE, que prácticamente doblan a los hallados en los cigarrillos «slim», si bien estos cigarrillos tienen altas concentraciones de plata; y que el papel para envolver el tabaco modifica significativamente las concentraciones de estos elementos, ya que algunos de ellos se han visto en mayor cantidad en el papel que en el tabaco (antimonio, selenio, plata, italio, uranio y vanadio).
En cambio, el papel de los cigarrillos rubios es el que tiene menos concentraciones de estos elementos. En cuanto al papel de liar, estos elementos, también están presentes en diferentes concentraciones y, cuando el papel se vende con saborizantes y combustión más rápida, contribuye a mayores niveles de estos metales pesados.