No hay duda de que son muchos los factores que afectan la fertilidad de una pareja y la edad, uno de ellos, es uno de los más estudiados por su importancia dentro de la vida moderna de las sociedades de nuestros países.
¿Esto qué quiere decir? Que la tendencia es que las mujeres retrasen su embarazo, ya sea para culminar sus estudios, adquirir estabilidad financiera o cualquier otro motivo. Así, este aumento de la edad está condicionado por la situación socioeconómica del país, ya que el objetivo es tener un hijo cuando tenga una situación familiar y laboral estable.
En este sentido, son diversos los estudios que subrayan que este hecho lleva consigo un progresivo descenso de la fertilidad y un incremento gradual de las complicaciones durante el embarazo, así como alteraciones en el desarrollo del hijo y de su futura fertilidad si los óvulos envejecidos llegaran a ser fecundados.
Los pacientes de edades comprendidas entre finales de 30 y 40 años con embarazos han aumentado en los últimos años y el 20% de las mujeres inician la búsqueda de hijos después de los 35 años. La confianza en que las técnicas de reproducción asistida solucionan los posibles problemas trae como resultado que, cada vez, son más las parejas que retrasan la edad de concepción de su primer hijo.
La influencia negativa de la edad sobre la fertilidad de la mujer se pone de manifiesto al analizar los datos clínicos de los programas de reproducción asistida. En los ciclos de inducción de la ovulación e inseminaciones artificiales, tanto el cónyuge como con donante, las tasas de embarazo caían de 16 al 5% cuando se comparan las pacientes menores de 35 años con las mayores de 40.
En este sentido, es importante que las mujeres sean conscientes de que la edad afecta, y mucho, la posibilidad de concebir y tener un niño sano. Igualmente, es importante que conozcan las diferentes opciones diagnósticas terapéuticas que se ofrecen.
Todos los análisis son válidos para explicar la importancia de la edad en la creciente pobreza reproductora de nuestra especie. Al margen del respeto por decisiones personales de cada pareja, debemos asimilar la magnitud del problema e intentar solucionarlo y para ello hay que sensibilizar a la sociedad y buscar mecanismos para lograr que parejas jóvenes no retrasen el deseo de embarazo a lograr un embarazo saludable.
Son muchos los estudios que demuestran las alteraciones que conlleva el envejecimiento sobre los ovarios, al igual que sobre el eje hipotálamo-hipófisis-gónada, y, por otro lado, a medida que las mujeres se acercan a la treintena, aumenta la posibilidad de algunas enfermedades que pueden afectar la fertilidad, como la endometriosis y la exposición a factores ambientales, ocupaciones o infecciosas.
El envejecimiento, en sí mismo, afecta a la fertilidad. De hecho, el envejecimiento del sistema reproductor es un factor, al igual que el aborto. Así, está aceptado mundialmente que la fertilidad de la mujer disminuye gradualmente a partir de los 35 años, pasándose una fecundidad mensual de 8% a un 3% de los 38 años.
La causa subyacente que relaciona la infertilidad en la mujer con el aumento de la edad es, posiblemente, el envejecimiento de sus óvulos, ya que su maduración se realiza siguiendo un reloj biológico. Al inicio de la vida fetal, se producen por mitosis un total de 6-7 millones de oogonias y, desde ese momento, se inicia la disminución paulatina hasta que, al inicio de la pubertad, solo se cuentan con 300.000 de estas. Así, son en los restantes 35-40 años fértiles, en los cuales solo 400-500 óvulos serán ovulados, en los que se pierde progresivamente la dotación folicular.
La fertilidad femenina comienza a declinar muchos años antes del inicio de menopausia, a pesar de la continuidad de ciclos ovulatorios regulares. Existe un proceso de reducción de las células germinales que persiste durante toda la vida reproductiva de la mujer.
En la segunda mitad de los treinta se inicia la transición perimonepáusica. La edad en la cual ocurre refleja muy seguramente la depleción completa de la dotación folicular ovárica. El número de folículos ováricos (reserva ovárica) y la calidad de los oocitos van disminuyendo con la edad.
Por su parte, el factor masculino, en general, se creía que no se alteraba hasta muy pasados los 50 años. Sin embargo, en un estudio reciente, se introduce la edad paterna a más de 40 años como un factor de riesgo para la infertilidad.
Otros estudios han demostrado que la edad de la mujer afecta directamente a la capacidad de concebir a lo largo de los años, mientras que la edad del varón solo afecta cuando la mujer es mayor de 356 años, lo que confirma que la capacidad reproductiva de una pareja está determinada, principalmente, por la edad de la mujer.