Salud Pública
Los altos niveles de contaminación aumentan la gravedad de la Covid-19
Desde hace años, los estudios científicos avalan la estrecha relación entre la calidad del aire y la salud. La contaminación, especialmente aquella relacionada con el tráfico y el uso de combustibles fósiles, contribuye al envejecimiento de los pulmones y al incremento de las enfermedades respiratorias.
El hecho de que muchas de las zonas, donde la pandemia por la Covid-19 se ha expandido con mayor rapidez y más gravedad, presenten altos niveles de contaminación de forma crónica ha llamado la atención de los científicos, que han iniciado estudios en busca de una posible relación.
En este sentido, la doctora Isabel Urrutia asegura que, aunque por ahora se tratan de resultados preliminares de los estudios y se necesita una mayor evidencia, «las investigaciones que se llevan a cabo en diferentes entornos y países parecen confirmar que la exposición a corto y medio plazo a contaminantes puede aumentar la incidencia de la infección por COVID-19 y la mortalidad de las neumonías asociadas«. «En consecuencia, creemos que la calidad del aire debe ser tenida en cuenta como medida de prevención para las epidemias y debemos apoyar todas las acciones que se realicen para mejorar la calidad de aire especialmente en las ciudades”, destaca.
Según datos recogidos en el estudio Impacto de la contaminación ambiental en la salud humana de la Universidad de Deusto, la contaminación es el cuarto factor de riesgo de mortalidad en todo el mundo, 9 de cada 10 personas respiran habitualmente aire contaminado y se estima que 7 millones de muertes anuales se deben a la mala calidad del aire. Así pues, reducir la contaminación es una medida imprescindible de salud pública.
Una de las principales fuentes de contaminación de contaminación es el tráfico. En España, supone un 32% de la emisión de NO2 y el 10% de PM 2,5 y es una de las causas de que muchas ciudades españolas superen a menudo los niveles recomendados para la salud humana de distintos contaminantes y partículas.
Comunicación y salud respiratoria
Las personas que conviven con un nivel de contaminación alto son más propensas al deterioro prematuro de los pulmones y al desarrollar enfermedades respiratorias crónicas. Los altos niveles de contaminación del aire pueden provocar exacerbaciones en personas con asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Además, las enfermedades pulmonares relacionadas con la contaminación del aire aumentan el riesgo de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos y pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón.
Contaminación y expansión de la Covid-19
La contaminación crónica del aire facilita y contribuye al desarrollo de patologías respiratorias que están vinculadas a las tasas de mortalidad por COVID-19 más altas. Se han publicado ya estudios que han analizado lo que ha ocurrido con la expansión del coronavirus en la zona Norte de Italia o en China, zonas muy industrializadas y con alto niveles de contaminación sostenidos.
El estudio italiano Air Pollution and Novel Covid-19 Disease: a putative Disease Risk factor ha analizado la alta propagación del COVID en el Norte de Italia observando que la presencia de compuestos de partículas sólidas y liquidas debida a la contaminación permite dejar flotar el virus en el aire más tiempo y que se mueva a distancias mayores. Asimismo, la tasa de activación del virus aumenta en las zonas con mayor humedad relativa y disminuye en climas cálidos.
En el mismo sentido el estudio chino Association between short-term exposure to air pollution and COVID-19 infection: Evidence from China, concluye que existe una significativa asociación entre contaminación e infección por COVID19 y que un aumento en la concentración de agentes contaminantes produce en paralelo un aumento de mortalidad significativo especialmente con el NO2 y el Ozono.
Contaminación como factor de riesgo de infección
Otros estudios están considerando si la contaminación puede considerarse factor de riesgo para la COVID-19. Es el caso del estudio Can atmospheric pollution be considered a co factor in extremely high leve of SARS-CoV-2 lethality in Northern Italy? cuyos resultados muestran que las personas que viven en un entorno con altos niveles de contaminación del aire son más propensas a desarrollar enfermedades respiratorias y más susceptible a cualquier agente infeccioso.
Además, una exposición prolongada a la contaminación conduce a un estímulo inflamatorio crónico incluso en personas jóvenes y sanas. Por lo que concluye que los altos niveles de contaminación de la zona norte de Italia son un factor de riesgo que explica la elevada letalidad de la pandemia.
Apoyan esta idea otros estudios como por ejemplo Exposures to air pollution and COVID-19 mortality in the United States que ha observado que la mayoría de las condiciones preexistentes que aumentan el riesgo de mortalidad por COVID-19 son las mismas que se afectan por la exposición a la contaminación: diabetes, Hipertensión, enfermedad cardiovascular y enfermedades cerebrovasculares.
En consecuencia, reducir los índices de contaminación y mejorar la calidad del aire, no solo son medidas que contribuyen a frenar la expansión de la COVID-19, sino que a largo plazo mejoran la salud respiratoria de la sociedad y nos ayudará a estar más fuertes y preparados frente a otras posibles pandemias.