Son muchos los motivos por los que las personas comienzan a fumar. Generalmente, la mayoría de los fumadores comenzaron con el hábito cuando eran adolescentes, aunque también hay personas que están condicionadas por sus amigos o padres, que también fuman.
Además fuman regularmente porque, en realidad, son adictos a la nicotina. Y tanto el consumo del tabaco para fumar como del tabaco sin humo ofrecen muchos riesgos para la salud.
Así, si la persona decide dejar de fumar, existen varias terapias o tratamientos para conseguirlo, aunque, eso sí, no será fácil.
En primer lugar se encuentran las terapias farmacológicas. Hay que tener en cuenta que, en el momento de elegir el fármaco adecuado, se debe valorar el grado de motivación y de dependencia de la nicotina.
A día de hoy existen tres grupos de tratamiento farmacológico que se utilizan en la ayuda al paciente fumador a cesar del hábito: terapia sustitutiva con nicotina, bupropión y vareniclina.
Tanto para realizar una prescripción correcta del fármaco como para llevar un seguimiento adecuado, es necesario que se disponga de suficiente conocimiento sobre la eficacia, contradicciones e indicaciones de cada uno de los tratamientos.
El tratamiento farmacológico tiene como objetivo fundamental tratar la dependencia física que la persona presenta a la nicotina. Sin embargo, existen una serie de normas generales para la elección del fármaco adecuado y que son:
- Si el paciente presenta mala tolerancia a los antidepresivos o a fármacos psicoactivos, se debe usar la terapia sustitutiva con nicotina.
- Según la experiencia previa del profesional, empleará bupropion o vareniclina.
Tratamiento sustitutivo con nicotina
La nicotina es la sustancia del cigarrillo que provoca la adicción a él y que la persona inhala al fumar. Para paliar el síndrome de abstinencia que se sufre al dejar de administrarse la nicotina del cigarrillo, se debe administrar nicotina por otra vía diferente. La cantidad debe ser suficiente para paliar el síndrome de abstinencia, pero insuficiente para generar dependencia.
Las vías de administración de sustitución de nicotina son la vía oral, la vía nasal y la vía intradérmica. De cualquiera de estas formas que se administre, nunca llegaría a alcanzar la concentración del cigarrillo. Además, la duración del tratamiento sustitutivo de nicotina suele considerarse entre los dos y los tres meses.
Los pacientes deben saber que los parches se administrarán en lugares sin pelos, preferentemente en brazos, hombros y espalda. Se debe airear el parche antes de adherirlo y justo después de haberle retirado la capa protectora. También se comunicará a las pacientes que no fumen cuando estén en tratamiento.
En cuanto a los chicles, los pacientes deben saber que los efectos se comienzan a notar más tarde que los de la nicotina del cigarrillo, ya que son más lentos considerablemente que los segundos. Deben masticar lentamente hasta notar el sabor o picor, momento en el cual lo esconderán entre la mejilla y la encía, para volver a masticar cuando se esfume el sabor.
En cuanto a los efectos secundarios habituales se han descrito como cefalea, mareos, náuseas, vómitos, palpitaciones y fibrilación auricular.
Bupropión
No se conoce con claridad el modo de actuar de este fármaco, aunque se sabe que lo hace sobre el núcleo accumbens, inhibiendo la recaptación neuronal de dopamina. Este efecto sobre la dopamina explicaría la razón por la que lleva a una reducción del deseo o ansia por el consumo de tabaco.
Además, también inhibe la recaptación neuronal de noradrenalina en el locus caeruleus, logrando una reducción significativa de la intensidad de los síntomas del síndrome de abstinencia por nicotina. Estos síntomas pueden ser la ansiedad, la irritabilidad, el nerviosismo, los trastornos del sueño y muchos otros.
El aumento de dosis es progresivo, empezando la primera semana con un comprimido, y siguiendo a dos comprimidos a partir de ahí. Estos dos comprimidos se tomarán de la siguiente manera: el primero al levantarse y el segundo 8 horas después aproximadamente del primero.
Los efectos secundarios habitualmente hallados son las náuseas, la cefalea, la rinitis, la boca seca y el insomnio.
Vareniclina
Este fármaco es un agonista parcial de unos de los receptores de la nicotina y presenta especiales características bioquímicas y de biodisponibilidad.
Está especialmente desarrollado para que los fumadores dejen el hábito. Por esta razón, se buscaba un fármaco que estimulase los receptores nicotínicos, de forma selectiva en las neuronas del área tegmental ventral del mesencéfalo.
Al ser un agonista parcial, cumple características tanto de los agonistas como de los antagonistas. Por ser agonista controla el síndrome de abstinencia. Además, gracias a que es un antagonista, es capaz de bloquear los efectos de la nicotina sobre el receptor, lo que hace que su utilización ayude para que las recaídas no se acompañen de una sensación de recompensa.
Gracias a su biodisponibilidad, se elimina en su totalidad por la orina y no se metaboliza en el hígado, lo que hace que no presente interacciones con otros fármacos.
Los efectos secundarios descritos son: náuseas, dolor de cabeza, insomnio y sueños anormales.
Otras terapias
Existen multitud de técnicas alternativas que trabajan a nivel cognitivo, emocional o físico, pero desde una perspectiva de la no intervención de sustancias.
Desde este punto de vista, se oferta una amplia gama de terapias, cuya efectividad está sujeta a debate. Muchos autores y autoras, analizan la efectividad de algunas de estas terapias y concluyen algunos de los siguientes aspectos:
- La acupuntura es una de las técnicas más empleadas en la terapia antitabaco. En general, los autores que han investigado sobre esta terapia demuestran que no existe una razón científica para recomendar la acupuntura como método para dejar de fumar. No tiene mayor efecto que el placebo.
- La hipnosis ha sido también estudiada, aunque no tanto, desprendiéndose datos que afirman que no tiene efecto como para ser recomendado.
- La homeopatía es uno de los métodos más recientes. No existen estudios que permitan afirmar o negar su efecto, aunque por el momento se considera una técnica acientífica.
En resumen, estas terapias alternativas no se deben recomendar, aunque estén muy extendidas en la sociedad.
Es cierto que es necesario que los estudios posteriores que traten de determinar la eficacia de métodos alternativos, deben ser más exhaustivos. Deben incluir más participantes y estandarizar mejor las intervenciones, entre otras mejoras. A parte de estas técnicas, existen métodos psicológicos que sí que han demostrado eficacia, como el asesoramiento telefónico o el counselling intensivo