Respirar aire sucio tiene un alto coste para las bacterias intestinales, lo que conlleva a un aumento del riesgo de obesidad, diabetes, trastornos gastrointestinales y otras enfermedades crónicas, según una investigación que se realizó en la Universidad de Colorado.
El estudio, que se publicó en la revista Environment International, es el primero que vincula la contaminación del aire con los cambios en la estructura y función del microbioma intestinal humano, es decir, la colección de billones de microorganismos que residen dentro de nosotros.
El ozono contaminante, que ayuda a formar la infame “nube marrón”, es particularmente peligroso, según el estudio, en los adultos jóvenes que tienen menos diversidad microbiana y más de ciertas especies asociadas con la obesidad y la enfermedad.
“Sabemos por investigaciones anteriores que los contaminantes del aire pueden tener una gran cantidad de efectos adversos para la salud”, comentó la autora principal de la investigación, Tanya Alderete, quien añadió: “La conclusión de este documento es que algunos de esos efectos podrían deberse a cambios en el intestino”.
El estudio se produjo en un momento en el que la calidad del aire de muchas ciudades empeoró, aunque, ahora, con la crisis provocada por el Covid-19 y el confinamiento en los hogares, esta contaminación se ha visto reducida.
Aun así, en todo el mundo, la contaminación del aire mata a 8,8 millones de personas al año, es decir, más que fumar o la guerra.
Si bien se ha prestado mucha atención a la salud respiratoria, los estudios anteriores de Aldarete demostraron que la contaminación también puede afectar la capacidad del cuerpo para regular el azúcar en la sangre e influir en el riesgo de obesidad.