La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado hoy unas nuevas directrices para ayudar a proteger a los niños y las escuelas contra la transmisión del virus COVID-19. En la guía figuran consideraciones fundamentales y listas de control prácticas para mantener las escuelas seguras. También presta asesoramiento a las autoridades nacionales y locales sobre cómo adaptar y aplicar los planes de emergencia en las instalaciones educativas.
En el caso de que se produzcan cierres de las escuelas, la guía presenta recomendaciones para mitigar los posibles efectos negativos del virus sobre el aprendizaje y el bienestar de los niños. Esto significa contar con planes sólidos para garantizar la continuidad del aprendizaje, entre ellos la posibilidad de poner en marcha métodos de aprendizaje a distancia como por ejemplo estrategias de educación en línea y emisiones radiales de contenido académico, así como el acceso a los servicios básicos para todos los niños. Estos planes deberían incluir también las medidas necesarias para una reapertura eventual de las escuelas en condiciones de seguridad.
En los casos en que las escuelas permanezcan abiertas, y para garantizar que los niños y sus familias estén protegidos e informados, la guía pide que se tomen las siguientes medidas:
- Proporcionar a los niños información sobre cómo protegerse;
- Promover las mejores prácticas de lavado de manos y de higiene, y proporcionar materiales para la higiene;
- Limpiar y desinfectar los edificios escolares, especialmente las instalaciones de agua y saneamiento; y
- Aumentar el flujo de aire y la ventilación.
La guía, si bien se centra en los países donde ya se ha confirmado la transmisión del COVID-19, sigue siendo pertinente para otros contextos. La educación puede alentar a los estudiantes a convertirse en promotores de la prevención y el control de las enfermedades en el hogar, en la escuela y en su comunidad, ya que les ofrece los medios para hablar con otras personas sobre cómo prevenir la propagación de los virus. Mantener un funcionamiento seguro de las escuelas, o reabrirlas después de su cierre, requiere tener en cuenta muchas cuestiones, pero si se hace de manera adecuada puede promover la salud pública.
Por ejemplo, las directrices sobre seguridad en las escuelas aplicadas en Guinea, Liberia y Sierra Leona durante el brote de la enfermedad del virus del ébola desde 2014 hasta 2016 ayudaron a prevenir las transmisiones del virus en las escuelas.
UNICEF exhorta a las escuelas –tanto las que están abiertas como las que ofrecen ayuda a los estudiantes a través de la enseñanza a distancia– a proporcionar a sus alumnos un apoyo integral. Las escuelas deberían ofrecer a los niños información vital sobre el lavado de manos y otras medidas para protegerse a sí mismos y a sus familias; facilitar el apoyo a la salud mental; y ayudar a prevenir el estigma y la discriminación alentando a los estudiantes a mostrarse amables entre ellos y evitar estereotipos cuando hablan del virus.
La nueva orientación ofrece también consejos útiles y listas de verificación para los progenitores y los cuidadores, así como para los propios niños y estudiantes. Estas medidas incluyen:
- Vigilar la salud de los niños y evitar que vayan a la escuela si están enfermos;
- Alentar a los niños a hacer preguntas y expresar sus preocupaciones;
- Toser o estornudar sobre un pañuelo de papel o en el codo, y evitar tocarse la cara, los ojos, la boca y la nariz.