Nuestras emociones están vivas, por eso cambian. De hecho, todo cambia. Y nuestras emociones se adaptan a los ciclos estacionales que nos rodean. Por eso, es habitual no sentirnos igual en verano que en invierno, aunque eso depende en gran medida de la persona y de sus gustos en cuanto a temperatura.
Hoy quiero que reflexiones, para que te conozcas a través de las estaciones…
- ¿En qué estación te sientes más cómodo?
- ¿En qué etapa del año sientes que tienes más energía?
- ¿La lluvia te pone triste o te llena de vida?
- ¿Te sientes más irritable en alguna etapa del año?
- ¿El calor te cansa o te hace sentir con mucha vitalidad?
- ¿Hasta qué punto un día gris o uno muy caluroso, pueden cambiar tus emociones?
Podemos conocernos más profundamente a través del tiempo que nos rodea y eso nos ayuda a comprender mejor nuestras emociones y a regularlas más fácilmente.
En mi caso, me siento más cómoda con el frío. Me encanta el otoño, los días grises, lluviosos o llenos de niebla. Ese clima me hace sentir cómoda y feliz. El verano, sin embargo, no me gusta demasiado porque me agobia el calor. Y tú, ¿Cómo te hace sentir el clima?
Más allá de esto, quiero enseñarte a vivir conscientemente tus emociones en cada etapa del año, porque cada una de ellas, nos depara enseñanzas importantes…
Vivir conscientemente las estaciones
Christopher Hansard, en su libro “El arte tibetano de la serenidad”, nos da una serie de pautas acerca de las aportaciones que tiene cada estación del año y cómo podemos desarrollarnos a través de ellas.
Otoño: Es mi estación favorita, creo que porque es un tiempo en que el mundo se desprende de lo que no necesita, es una estación de silencio y muestra la impermanencia y el cambio constante que está presente en todo momento. Representa la naturaleza de todas las cosas y fenómenos… que nacen, crecen y se desvanecen. También nos señala que todo está conectado y eso me produce serenidad, porque me permite comprender las profundas conexiones que tengo con la naturaleza, con otros seres humanos y con el cosmos al completo.
Invierno: Suele representar la quietud, la oscuridad y el frío, que nos invitan a retirarnos, a ir más dentro de nosotros mismos. Esta etapa, que puede parecer muerta, en realidad permite que todo descanse, que las cosas se regeneren y sanen para que puedas volver a la vida en la siguiente estación. En esta etapa se protege la energía vital, se la cuida. El invierno nos enseña a mantenernos serenos y a ser resistentes, nos convierte en más fuertes y resilientes. La serenidad propia del invierno, nos conecta con la sabiduría, la compasión y la aceptación.
Primavera: Nos muestra la vida que regresa tras un tiempo de calma, de crecer desde dentro. En esta etapa del año, podemos sentir impaciencia para volver a la vida, despertando de nuevo a la actividad por un aumento en las horas de sol. También podemos agobiarnos en la primavera porque parece que todo está en movimiento demasiado rápido, todo es transitorio y parece que la propia vida nos empuja al cambio. La primavera también puede traernos serenidad al comprender que nada muere de manera definitiva, que tan solo cambia de forma.
Verano: Lleno de calor, luz y brillo, el verano nos puede agotar por la explosión de energía que representa. A pesar de ello, el verano es una estación curativa que es capaz de hacernos sentir una profunda sensación de bienestar aunque en ocasiones también nos podemos aferrar y apegar a esta etapa y podemos sufrir cuando se va. En ocasiones, el verano nos crea la ilusión de que nada cambia, por eso puede ser una manera perfecta de trabajar la impermanencia, porque todo cambia.
Sé consciente de cómo tus estaciones favoritas, indican si te sientes más cómodo con una vida que gira rápido (como en la primavera) o con una donde las cosas van más lentas (como en el otoño). La naturaleza tiene ciclos de mucha actividad y otros de descanso. Imita al mundo natural y evita agotarte mucho sin descansar apenas, porque de ese modo terminarás quemado y perdiéndote a ti mismo.
Ahora que se acercan las estaciones más frías, ve dentro de ti, refúgiate en tu interior y conócete más profundamente.
Y si necesitas ayuda para este viaje hacia tu interior, recuerda que yo estoy encantada de acompañarte por este camino. Puedes escribirme a través de este enlace.
Disfruta de cada estación, conócete a través de ellas