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La telemedicina contribuye a mejorar la salud
La telemedicina existe desde los años 70, pero la pandemia por COVID-19 va a suponer un impulso decisivo con el desarrollo de estudios más potentes, con plataformas de control remoto, que ayudan a agilizar el desarrollo de la salud digital, ahorrando costes al sistema sanitario y mejorando la eficacia del mismo.
La telemedicina, en los últimos tiempos, ha demostrado ser una herramienta que ayuda a mejorar la salud del paciente porque permite reducir el tiempo en el manejo de las enfermedades y el gasto, además de aumentar la eficacia y favorecer el seguimiento.
En este sentido, E-Salud es el concepto más general con el que se define al conjunto de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que, a modo de herramientas, se utilizan en el entorno sanitario en materia de prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento, sin implicar necesariamente que se realice a distancia. Contiene el término “telesalud” que se refiere a la atención médica preventiva y sanitaria brindada exclusivamente a distancia. Y dentro de esta encontramos la telemedicina, que es considerada el uso de la información médica intercambiada entre distintos lugares por medio de comunicaciones electrónicas para mejorar el estado de salud de los pacientes.
Por ello, es una herramienta general y muy versátil en la medicina que ha presentado ventajas en el diagnóstico, tratamiento y manejo de enfermedades hepáticas crónicas en un corto espacio y en el control y seguimiento de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII). Las nuevas tecnologías permiten mejorar el acceso y seguimiento, lo que reduce el tiempo en el manejo de la enfermedad en los pacientes con enfermedades hepáticas. Y en las personas con EII permite incluso detectar precozmente un brote porque las aplicaciones anticipan el empeoramiento y, por lo tanto, aumentan la eficacia frente a la patología.
Puntos de mejora
Para conseguir llevar a cabo la telemedicina en la práctica clínica se necesitan disolver dificultades que todavía existen, en parte, entre el propio personal sanitario, por el miedo del paciente a ser controlado por una aplicación, a nivel legal porque no existe normativa, económicamente por la inversión que supone a corto plazo desarrollar e implementar herramientas y a nivel administrativo y de interoperabilidad para que no suponga duplicar el trabajo.
“Se trata de un nuevo sistema que necesita generar un protocolo, unas normas generales, ya que no existe una legislación en España que la regule y es fundamental para el desarrollo de la actividad” apuntó el Dr. Joaquín Cabezas Gonzalez, especialista de Sociedad Española de Patología Digestiva.
La falta de atención para la educación en salud digital es otra de las barreras que existen para poder desarrollar la telemedicina, que en el caso de los pacientes con EII servirá para un mayor y mejor auto-manejo de la enfermedad.
En el caso de las enfermedades hepáticas la consulta telemática podría ser más útil en las fases iniciales porque no hay síntomas ni complicaciones, aunque tiene cabida en todas las fases, adaptada a los diferentes grados y situaciones con matices.