Profesionales de la salud
“Nos ha pillado desprevenidos, ha sido una situación que nos ha sobrepasado tanto científica como humanamente”
Soy enfermero de urgencias y emergencias y mi labor asistencial ha cambiado notablemente. Estamos inmersos en un cambio sustancial, casi podríamos decir un cambio de paradigma. Atendemos las mismas situaciones que teníamos previas al coronavirus pero, nuestra actitud ante las mismas ha cambiado sustancialmente. El hecho de enfrentarte a pacientes que no sabes su situación de enfermedad, modifica notablemente nuestra atención debiéndonos proteger previamente antes de iniciar cualquier tipo de contacto personal para movilizar o realizar cualquier técnica.
En mi servicio, una unidad móvil de Soporte Vital Avanzado somos 25 profesionales de la salud: 8 enfermer@s, 7 médicos y 10 técnicos en transporte sanitario. Cubrimos dos tipos de vehículos, uno para transporte primario y otro para realizar traslados interhospitalarios.
Somos un equipo de personas que tratamos personas y la colocación necesaria de Equipos de Protección Individual (EPI) dificulta notablemente esa atención humana desde que se instauró este estado de alarma. La comunicación verbal y no verbal se ve disminuida y muy dificultada por todo el equipo que llevamos encima.
Una vez somos activados para atender una situación de urgencia y/o emergencia debemos colocarnos un par de bajas (una impermeable primero y otra que cubre la primera y que debemos preservar y guardar para más avisos), calzas para evitar contacto con nuestro calzado, doble guante, dos mascarillas (igual que con las batas protegemos una FFP2 con una quirúrgica y así dura más guardias…), gorro y pantalla de protección…y te diriges al aviso para presentarte ante una persona que requiere nuestra atención y los ojos que ponen al recibirnos es como si aterrizasen en su domicilio unos extraterrestres…
La gestión del material ha sido difícil y en ciertos momentos, sobre todo en el inicio, complicada por su escasez. En mi unidad somos un verdadero equipo que ha sido capaz de organizar la carencia de EPIs que unido a la compra personal por nuestra parte de diferentes materiales, solidaridad y ayuda de personas, entidades, etc. hemos podido protegernos adecuadamente para atender a todos nuestros pacientes. Hemos aprendido mucho de normativas de acreditación y homologación de material, indicaciones de uso, iconografía en los materiales y su significado, cómo limpiar y/o desinfectar material…todo ello no solo para protegernos a nosotros mismos sino con el fin de evitar contaminar a nuestros pacientes. En este punto hemos echado en falta una normativa unificada para todo el Servicio, una directriz única. Un Servicio de Prevención de Riesgos Laborales que desconocía nuestra forma de trabajar, así como de los materiales que cada unidad tiene disponibles y con nuestras peculiaridades.
Respecto a los pacientes, hemos notado un descenso del número de avisos, sobre todo en patologías tiempo/dependientes. Quizás por miedo de la población para acudir a un hospital por miedo al contagio, desconocimiento o no lo sé. También hemos objetivado un descenso en la incidencia de atención en accidentes de tráfico, así como laborales. Este último hecho fácilmente podría deberse al estado de alarma.
Hemos tenido muy presente los signos y síntomas patognomónicos de la enfermedad, así como los cambios que día a día las autoridades y compañeros sanitarios nos iban comentando de los casos atendidos para prever qué pacientes eran, con más posibilidad/probabilidad de ser portadores del COVID19 y avisar a nuestra llegada al hospital.
En la atención interhospitalaria nuestra preparación ha sido algo más fácil porque ya sabes y tienes más información del paciente que vas a atender. En estos casos el mayor peligro es la atención en un pequeño espacio confinado (la ambulancia) a un paciente Covid positivo, sabiendo que cualquier movilización o técnica a realizar al paciente conlleva un elevado riesgo de contagio…y más cuando te enteras que las mascarillas utilizadas para evitar el contagio son retiradas del stock una semana después de la atención a pacientes con esos medios…
Hay muchas preguntas y temas a estudiar derivados de esta pandemia: No estábamos preparados para atender una situación como ésta, pero sin embargo venimos asistiendo a Jornadas, WorkSopp, congresos, etc., en los que abordamos este tipo de emergencias sanitarias. No hay la formación y reciclaje adecuado para el uso de EPIs. Al igual que en una situación de incidente de múltiples víctimas se realiza una sectorización del incidente cuando hemos sido “sorprendidos” por esta pandemia, se ha tardado mucho tiempo en sectorizar y clasificar pacientes y esto ha podido facilitar el incremento en los contagios.
Yo no he llegado a tener miedo, pero sí que piensas en si te habrás contagiado y serás el vector hacia tu familia, en si sigues volviendo a casa después de cada guardia o te planteas una segunda residencia… Los profesionales de la salud sabemos que tenemos que tratar con pacientes infectados y por eso, antes incluso de que llegase esta pandemia, lo teníamos asumido, es nuestro trabajo. En mi caso el confinamiento lo he podido gestionar bien porque estoy saliendo de casa cada día que tengo guardia. Puedo socializar con mis compañeros y “pisar la calle”. En este sentido me considero afortunado.
Una patología tan virulenta y tan contagiosa, no se había visto ni se había tratado en un espacio de tiempo tan corto. No sabemos cómo va a terminar ni tampoco el repunte que podrá venir. Pero creo que lo importante es pensar, vivir y aprender a socializarnos de otra manera, no será mejor ni peor, sino diferente.