La respuesta administrativa y política ante la crisis del COVID-19 ha pillado a España sin una planificación que permitiese dar respuesta a las necesidades de los profesionales sanitarios, que se han tenido que esforzar al máximo con turnos infinitos y carentes de EPI’s que les protejan. Aun así, han estado en primera línea expuestos a riesgos físicos y a eventos psicológicos difícilmente olvidables.
La salud mental en una epidemia de estas magnitudes implica una perturbación psicosocial que puede exceder al control de la persona y provocar una situación de inestabilidad emocional, que se presentará bajo los síntomas de ansiedad o estrés prolongado en el tiempo, sufrimiento intenso o afectación al funcionamiento social y cotidiano.
Estos trastornos se caracterizan por un estado de malestar subjetivo, alteraciones emocionales que afectan a la vida social y a la dificultad de reajustarse a sus hábitos diarios anteriores.
Es por ello que se hace necesario que los diferentes servicios de salud mental desarrollen Planes de Actuación para sus profesionales, de manera que puedan responder a aquellos que así lo requieran, especialmente a los que se les puede considerar como sanitarios de máximo riesgo, que corresponderían a los siguientes perfiles:
- Aquellos que han estado expuestos de manera prolongada a experiencias muy traumáticas.
- Aquellos que han sido expuestos a confrontaciones de aspectos éticos.
- Aquellos que han estado expuestos a situaciones traumáticas o estresantes, como puede ser que un familiar tenga el Covid-19.
- Aquellos que no han estado debidamente firmados y que, por la necesidad imperiosa, han formado parte de una selección no rigurosa, como pueden ser los estudiantes que se han visto obligados a colaborar.
Es habitual que, al terminar esta situación estresante, se tengan problemas al regresar a la vida rutinaria y se requiera del apoyo de la familia y amigos, y, en algunos casos, de profesionales de la salud mental que ayuden a canalizar sentimientos y vivencias a los que no estaban entrenados ni preparados para afrontar esta crisis sanitaria.
En este sentido, algunas recomendaciones u orientaciones para la vuelta a la rutina de la manera más rápida y estable posible son:
- Tratar de volver a la rutina lo antes posible, con los horarios y actividades familiares y sociales que tenían antes de la pandemia.
- Realizar algún tipo de ejercicio físico o de relajación, así como efectuar paseos y actividades al aire libre, en contacto con la naturaleza.
- Descansar y dormir lo suficiente, así como volver a alimentarse correctamente.
- Reanudar la relación con los amigos y familiares que les permitan dialogar sobre hobbies y aficiones.
Es el momento de preparar la vuelta a la calma. En las próximas semanas miles de sanitarios sufrirán alteraciones psicológicas debido al heroico esfuerzo que están realizando. Algunos lo podrán controlar, pero otros requerirán de ayuda y no se les puede dejar desatendidos.