Desafortunadamente, no existe una respuesta definitiva a cuál es el mejor tipo de colchón para cuidar la espalda y cervical. Sin embargo, aunque la decisión es subjetiva y todo depende de las necesidades individuales, nadie puede dudar que los colchones viscoelásticos se ajustan mejor al cuerpo.
En contraposición, los de látex presentan mayor densidad, por lo que se consideran más duraderos y recomendables para personas de peso elevado.
Considerando que ambos rinden prestaciones especiales, sobre todo, si escogemos los colchones viscoelasticos de Dormity, la solución a la interrogantes espera después valorar las características de cada uno y compararlas con nuestros intereses.
Colchón firme o blando: ¿qué es mejor para mi espalda y cervical?
Al hablar de colchones, lo primero que debemos considerar son los gustos personales. Sin embargo, el panorama cambia un poco cuando se trata de personas que sufren de dolores de espalda o de problemas en la cervical, ya que requieren de una superficie de descanso que brinde soporte adecuado.
En este sentido, el mejor colchón es aquel que favorece la alineación de la columna, por lo que resulta erróneo generalizar asegurando que la firmeza garantiza el buen descanso.
Si bien es cierto que un colchón firme tiene mayor capacidad de soportar el peso y mejora el apoyo de los usuarios más pesados, no podemos pasar por alto que el exceso de firmeza impide el contacto total del cuerpo con la superficie y ejerce mayor punto de presión en los hombros y las caderas.
¿Qué dicen los especialistas?
De forma generalizada, los médicos recomiendan dormir en un colchón firme. Sin embargo, estudios como el publicado en la revista médica The Lancet en 2003, revelan que el mayor porcentaje consigue descansar sobre colchones de firmeza media.
Atendiendo a esto, desde el punto de vista de la firmeza, los modelos viscoelásticos se presentan como una solución factible, ya que se ajustan a la anatomía del cuerpo sin comprometer la capacidad de soporte.
¿Existe un colchón ideal para aliviar los dolores?
Aunque en ocasiones los terapeutas recomiendan el uso de una cama de agua como opción para combatir las molestias, no todos disponemos de los recursos para acceder a este tipo de elementos.
En la actualidad, el mercado está plagado de marcas y modelos que prometen maravillas, pero básicamente, son dos las opciones para elegir: un colchón de látex o uno viscoelástico, de ahí que lo más conveniente es comparar los pros y contras de cada material antes de tomar la decisión final.
Ventajas y desventajas del látex
Aunque el material se caracteriza por su elevado nivel de elasticidad, los colchones de este tipo suelen ser rígidos y de larga vida útil. La capacidad mínima de ajuste al contorno del cuerpo favorece el contacto con puntos de presión estratégicos del cuerpo, por lo que contribuye a disminuir las tensiones musculares.
A diferencia de los modelos convencionales que integran muelles o espuma, el núcleo de los colchones de látex es compacto.
Si bien la densidad del núcleo supone una ventaja desde el punto de vista de la firmeza y durabilidad, también juega en contra debido a que ofrece una limitada capacidad de transpiración. De esta manera, no se recomienda el uso en bases o canapés tapizados, ni en climas calurosos o con exceso de humedad.
Por otra parte, debemos estar muy atentos al momento de comprar, ya que existen fabricantes que comprometen la calidad del producto combinando el uso de látex natural con componentes sintéticos con el fin de abaratar los precios.
Ventajas y desventajas del viscoelástico
La mayor ventaja del material es el denominado “efecto huella de memoria”, el cual le confiere capacidad de ajustarse a la superficie cuando se somete a un poco de presión y luego regresar a su forma original.
En función de ello, permite el acople perfecto entre el cuerpo y el colchón. Esta cualidad le confiere especial eficacia en la eliminación de los puntos de presión que generan las molestias, por lo que contribuye a disminuir las tensiones o contracturas musculares que presentan quienes padecen de dolor de espalda y de cervical.
En cuanto al núcleo, suele estar formado de capas de espuma, lo que justifica su destacado nivel de comodidad. Asimismo, suman puntos a favor la variedad de tamaños disponible en diferentes grados de densidad.
El ajuste adecuado del cuerpo a la superficie del colchón no sólo favorece el descanso y reduce las molestias o dolores, sino que optimiza el correcto funcionamiento del sistema circulatorio. La única pega que encontramos es su precio.
¿Qué colchón elegir si te duele la espalda?
Una vez más, reiteramos, no hay respuestas correctas e incorrectas. Sin embargo, desde nuestra opinión, la distinción se la llevan los colchones viscoelásticos por múltiples razones.
Gracias a su capacidad de ajustarse al contorno del cuerpo, la espuma viscoelástica se moldea a la medida y distribuye el peso de forma uniforme. La disminución de los puntos de presión supone tres ventajas: confort, calidad del descanso y, por supuesto, alivio del dolor a nivel de la espalda y de la cervical.
Los colchones viscoelásticos reducen el movimiento y alinean la columna
A diferencia del látex,la espuma viscoelástica absorbe los movimientos y la vibración, una ventaja evidente cuando dormimos acompañados y nuestra pareja se mueve demasiado.
Esta clase de colchones recibe la denominación de ortopédicos y amigables con la espalda del usuario, lo que obedece a su capacidad de mantener alineada la columna durante el descanso. La adaptación personalizada elimina las molestias y favorece la postura.
Un buen colchón nuevo, lo mejor para tu espalda y cervical
Tomando en cuenta que la calidad de los colchones se mide de acuerdo a la facilidad y eficiencia con la que brindan soporte al cuerpo, es válido afirmar la necesidad de renovar el producto después de un tiempo prudencial de uso.
Si bien no existe una regla estándar, su vida útil oscila entre los 8 y 10 años, todo depende de la calidad del producto y el perfil del usuario.
Para identificar si necesitamos un reemplazo inmediato, debemos considerar tres factores; la altura, el nivel de firmeza y la capacidad de sujeción del cuerpo.
Además de la incomodidad que genera sentir los resortes, dormir en colchones deformados o desnivelados compromete la salud y la comodidad.
¿Cómo elegir el mejor colchón para la espalda y la cervical?
Hasta ahora, hemos logrado romper el mito que asegura que un colchón firme es el más adecuado para quienes sufren de dolores de espalda o en la cervical. El cuerpo necesita la correcta amortiguación al momento de descansar, de lo contrario es imposible eliminar los puntos de presión que generan las molestias.
Frente a este panorama, la clave para elegir es encontrar el producto que mejor se ajuste a nuestro cuerpo, después de todo, lo que funciona para algunos, puede provocar incomodidad en otros y viceversa.
Ahora bien, en caso de no poder probar el colchón antes de la compra, conviene prestar atención a nuestra fisiología o a la del usuario. Las personas de gran complexión requieren de productos especialmente firmes.
Valorar la postura, la termorregulación y la edad
La forma de dormir reduce el margen de búsqueda. Los que acostumbran a dormir boca abajo requieren de una superficie blanda, mientras que aquellos que descansan de lado tendrán en un modelo viscoelástico la solución a la medida para mantener alineada la curva natural de la columna.
Otro detalle que entra en juego es la capacidad del material de retener el calor y evitar la humedad. La espuma viscoelástica es transpirable e hipoalergénica, lo que es perfecto para regular la temperatura. En cuanto a la edad, para los niños y adolescentes es favorable el uso de colchones de firmeza media, contrario a lo que se recomienda para personas mayores.