En estos momentos, resulta evidente comprobar que lo más preciado que tenemos es la salud y que todo gira en torno a ella. Y es que, como decía mi abuela, cuando se pierde o se ciñe una amenaza para que así sea, es cuando se valora. Más objetivo está resultando que sin profesionales no hay sanidad. Así está siendo reconocido puntualmente por la población y así deberán hacerlo los políticos con hechos, a nivel local y global, cuando toda esta pandemia llegue a su punto final.
Se precisan recursos, hospitales y centros con profesionales cualificados, actualizados, remunerados y en número suficiente para atender situaciones límite como esta, porque la motivación e implicación ha quedado sobradamente demostrada por todos ellos. El costo será en detrimento de otras áreas, siendo como son los recursos limitados, pero puestos a elegir, la población preferirá un bache en la carretera, un par de aeropuertos menos o jardines con menos flores a un hospital sin medios y mucho menos sin personal de salud suficiente.
Resulta evidente que deberán llevar a cabo la incentivación suficiente y necesaria de los miles de médicos y enfermeras, que optaron por salir de nuestras fronteras dadas las pésimas condiciones económicas y laborales que se les ofrecían en sus lugares de residencia habituales, así como la remodelación de hospitales y centros que fueron cerrados y, de esta forma, darles un uso secundario para el que fueron creados y para el que fueron útiles durante tiempo.
Y, ¿cómo no? No es posible que los organismos internacionales, repletos de funcionarios, no tuvieran un protocolo global de actuación ante casos como el que vivimos para evitar que fuese cada país, cada región y cada ciudad la que considere qué debe hacerse. Considero que debió actuarse de un modo más ordenado y rápido y no tan caótico e impulsivo como estamos viviendo.
Por todo ello, no cabe duda que la sanidad saldrá reforzada aunque haya sido necesario pasar por una pandemia, que aún está dejando secuelas y víctimas, y que tantos y tantos profesionales de la salud, desde médicos y enfermeras hasta limpiadoras y mantenimiento, deben estar al frente de los lugares de atención de salud en número y condiciones suficiente para el bien de todos, incluidos los dirigentes que deben tomar esta decisión.
