Muerdes tu helado favorito y, de repente, una oleada de dolor se dispara a través de tus dientes directamente hacia tu cerebro. ¿Te ha ocurrido? No te preocupes, si comer helado o beber bebidas frías te provoca esa sensación, significa que sufres de dientes sensibles al frío.
Hasta hace unos meses, los mecanismos detrás de esta sensación no se entendían del todo bien, pero una reciente investigación parece haber encontrado la respuesta.
Si bien los dientes pueden doler por una gran variedad de razones diferentes, como caries y erosión de las encías, los investigadores de este estudio encontraron que los odontoblastos (unas células que se encuentran debajo del esmalte dental) desempeñan un papel clave en el tipo específico de dolor que experimentan las personas con sensibilidad al frío.
En ratones y humanos, los odontoblastos contienen proteínas sensibles al frío que pueden detectar una disminución de la temperatura mediante el uso de un canal iónico, conocido como TRPC5. En el estudio, los científicos encontraron que TRPC5 era muy sensible al frío, pero, al principio, no podían determinar en qué parte del cuerpo operaba esta capacidad de detección del frío.
Pero esto solo fue un breve periodo de tiempo, puesto que un día, mientras almorzaban, pensaron en los dientes como una parte del cuerpo que también siente frío.
Ratones como sujetos de estudio
Así, el equipo realizó un estudio en ratones: algunos normales y otros carecían de TRPC5 o tenían los dientes sumergidos en una solución especial.
Los investigadores observaron la actividad neuronal de los ratones mientras aplicaban una solución helada en los dientes. En los ratones normales, la actividad neuronal se desencadenó después de que la solución fría tocase sus dientes, pero sucedió lo contrario en los ratones que carecían de TRPC5 o en aquellos a los que se les sumergió los dientes en una solución para bloquear el canal iónico.
“Descubrimos que los odontoblascos, que apoyan la forma del diente, también son responsables de detectar el frío”, explicó uno de los miembros del equipo, Jochen Lennerz, quien añadió: “Ahora tenemos la prueba definitiva de que el sensor de temperatura TRCP5 transmite frío a través de los odontoblastos y activa los nervios, creando dolor e hipersensibilidad al frío. Esta sensibilidad puede ser la forma que tiene el cuerpo de proteger un diente dañado de lesiones adicionales”.
El equipo también señaló que el estudio puede ayudar en el desarrollo de tratamientos farmacológicos, que se dirijan al sensor de frío, para eliminar el dolor de muelas y la sensibilidad dental causada por las bajas temperaturas.