Odontología
Hábitos negativos que pueden poner en riesgo la salud dental de los más pequeños
Una higiene bucodental ineficiente puede condicionar nuestra salud y comprometer nuestra apariencia. En realidad, la mayoría de problemas tienen su origen en la infancia y son resultado de una mala supervisión o de la adopción de hábitos perjudiciales.
La caries, la deformación mandibular o el bruxismo pueden prevenirse gracias a la adquisición de unos hábitos de higiene correctos en las primeras fases de la vida (por ejemplo, a través de la adquisición de un cepillo de dientes inteligente para niños).
¿Conoces cuáles son los principales hábitos negativos que ponen en riesgo la salud bucodental de los más pequeños? A continuación te hablamos de ellos. ¡Toma nota!
Retrasar o descuidar las visitas al dentista
Adoptar el hábito de acudir al dentista desde edades tempranas es fundamental. Contar con la supervisión de un profesional especializado es la única vía efectiva para prevenir problemas de salud bucodental a largo plazo. Muchas veces recurrimos al dentista únicamente cuando detectamos algún tipo de problema y esto es un error porque muchas incidencias pueden evitarse a través de diagnósticos preventivos. Lo más recomendable es llevarles al dentista en el momento en el que le empiecen a salir los primeros dientes. A partir de una revisión precisa puede detectarse el riesgo de caries a largo plazo y un profesional pueden proporcionar consejos adaptados a cada caso particular.
Exposición de productos con altas concentraciones de flúor
A pesar de que puede ayudar a evitar las caries, el flúor en grandes cantidades puede convertirse en un agente nocivo. Una aplicación continuada en el tiempo puede derivar en fluorosis o la aparición de manchas en los dientes. Vigilar los niveles de flúor que poseen los productos de limpieza es fundamental para evitar este tipo de incidencias.
Además, existen algunos riesgos durante los primeros cepillados. Cuando los más pequeños aprenden a lavarse los dientes pueden tragarse la pasta dentífrica. En edades muy tempranas es preferible evitar la pasta dentífrica y reservarla a la madurez.
Chuparse el dedo
Es un hábito bastante extendido durante la primera infancia. Algunos niños lo hacen desde que están en el útero y pueden convertirlo en una conducta repetitiva que puede extenderse hasta la infancia tardía. Si esto ocurre, es probable que surjan problemas como la deformación del paladar, algo que puede ocasionar problemas graves a largo plazo. Si se detecta este hábito debe eliminarse tan pronto como sea posible.
Utilizar el chupete durante más tiempo del recomendado
Cuando el uso del chupete se extiende más tiempo del recomendado puede convertirse en germen de problemas bucodentales y comprometer el desarrollo de su mandíbula. Retirar el chupete a tiempo es una victoria.
Morder objetos
Morder objetos como bolígrafos o lápices es altamente perjudicial. Por un lado, hacerlo puede abrir la puerta a una gran variedad de bacterias y agentes externos nocivos. Por otro lado, puede dañar la superficie del diente, desgastarlo y ocasionar microrroturas. Este hábito es uno de los más difíciles de controlar y, de hecho, está presente incluso en muchos adultos.
Morderse las uñas
Muchos niños adoptan el hábito de morderse las uñas para neutralizar sus nervios o su sobreestimulación. Hacerlo incrementa las probabilidades de sufrir bruxismo en el futuro e incrementa la sensibilidad dental.
Consumir una elevada cantidad de productos azucarados
Los alimentos y bebidas con altas concentraciones de azúcares son especialmente peligrosas para la dentadura de los más jóvenes por ser especialmente vulnerables. No solo debe controlarse la cantidad de alimentos excesivamente azucarados, sino también integrar una rutina de limpieza efectiva después de cada ingesta.