Comer es mucho más que un placer y una necesidad. Las dietas y los hábitos alimenticios saludables son los factores de salud pública que más pueden ayudar a protegernos de la malnutrición y prevenir numerosas enfermedades, como diabetes, distintos tipos cáncer, cardiopatías y, por supuesto, obesidad, así lo asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de un mensaje que está generando conciencia social y que se ha visto reflejado en un aumento de la tasa de profesionales sanitarios y especialistas en nutrición humana y dietética. “La elevada demanda de conocimiento y especialización en el sector de la nutrición ha disparado la matriculación en estos programas formativos de la rama de Ciencias de la Salud: en primer lugar, el Máster en Nutrición, Calidad y Seguridad Alimentaria; posteriormente, el Experto Universitario en Obesidad y Complicaciones Metabólicas; y en tercer lugar, el Curso universitario de especialización en Nutrición pediátrica en Enfermería”, señalan fuentes de Faro Edtech, compañía especializada en educación en salud.
Por todo ello y con motivo del Día Mundial de la Nutrición, que se conmemora cada 28 de mayo, los profesionales de Faro Edtech comparten una serie de consejos de hábitos saludables a tener en cuenta en el día a día.
1. Alimentación variada y equilibrada
Es importante mantener una alimentación variada y equilibrada, sin ayunos prolongados ni comidas copiosas. El secreto es “asegurarnos de que, en cada comida principal, nuestro plato contenga una cuarta parte de carne, una cuarta parte de cereales, y la mitad sea de verduras. Así será más saludable”, afirma Julia Osorio, reputada nutrióloga clínica, educadora en diabetes y diplomada en nutrición molecular. La Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda este Plato de Alimentación Saludable como guía para la alimentación diaria.
¿Significa esto que podemos “comer de todo”? En múltiples ocasiones, una mayor variedad en la dieta supone un pretexto para incluir alimentos poco saludables. De hecho, estudios publicados en los últimos años constatan que cuanto mayor es la variedad dietética, más elevado es el riesgo de sufrir obesidad.
Así, lo que implica esta premisa es la conveniencia de comer una pequeña variedad de alimentos saludables, en su justa medida y con diversidad de nutrientes, beneficiosos para nuestro organismo, excluyendo aquellos que no lo son.
2. Cinco al día
Osorio también recuerda la importancia de hacer cinco comidas ligeras al día, con alimentos naturales y frescos. Igualmente importante es comer cinco piezas de frutas y verduras al día, evitando los alimentos procesados, las grasas saturadas y las harinas refinadas. Además, no es aconsejable saltarse comidas, tomar refrescos con gas ni decantarse por la comida rápida. “Entre horas, puedes optar por frutas, humus o frutos secos”, añade la nutrióloga.
3. Productos ecológicos y alimentos de temporada
Priorizar la compra de productos ecológicos y el consumo de alimentos propios de cada estación son dos prácticas que nos benefician a todos. Si adquirimos los productos en los mercadillos, compramos el aceite local y el pan recién elaborado, y evitamos alimentos enlatados y envasados, contribuimos a un consumo y producción sostenibles, reduciendo nuestra huella de carbono y fomentando un sistema alimentario de calidad. La educadora y diplomada en nutrición recuerda que, al apostar por productores locales y alimentos de proximidad y kilómetro cero, estamos mejorando nuestra forma de alimentarnos y reduciendo la producción de plásticos y envases.
4. Más agua y ejercicio físico; menos azúcar y sal
A ello hay que sumar la hidratación como base de un correcto funcionamiento del organismo: beber 2 litros de agua al día ayuda a regular la temperatura del cuerpo, aporta sales minerales y es crucial para el funcionamiento de células y órganos. Siempre combinándolo con ejercicio durante dos días por cada día de descanso como la fórmula más completa.
Además, la OMS recomienda limitar el consumo de azúcar a un 5% de la ingesta calórica total, y mantener el consumo de sal por debajo de 5 gramos diarios (equivalente a menos de 2 gramos de sodio por día). Sin olvidar moderar considerablemente el consumo de alcohol (tanto su periodicidad como su cantidad). Asimismo, estos consejos deben complementarse con la realización periódica y programada de ejercicio físico y una adecuada higiene del sueño.
En definitiva, los hábitos nutricionales debidamente planificados y basados en recomendaciones de especialistas y nutriólogos, y evitando los falsos mitos o creencias populares, constituyen la base para una buena alimentación y una óptima calidad de vida, decisivos en la celebración de este Día Mundial de la Nutrición.