Nutrición y Dietética

Ciertas vitaminas podrían reducir el riesgo de depresión

 

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La exposición a algunos metales tóxicos puede estar vinculada con enfermedades del sistema cerebral o con la salud mental en general. La depresión es una de las afecciones más conocidas en este ámbito, y en el contexto en el que vivimos está “ganando” cada vez más pacientes aquejados por sus síntomas. La pandemia y las restricciones consecuentes están deteriorando el bienestar mental de personas de todas las edades, algunas de ellas diagnosticadas con depresión.

En esto también influye el ritmo de vida acelerado de occidente, cada vez más extendido en todo el planeta. El estrés que generan el trabajo, los estudios, la carga familiar y económica u otros aspectos como la falta de ejercicios físicos y la necesidad de una dieta saludable pueden jugar en contra de las personas que desean fomentar la función cognitiva normal.

Suplementos para la depresión

Un estudio de cohorte nacional coreano ha demostrado que una mayor ingesta de vitaminas A, B1 y B3 podría tener la capacidad de reducir el riesgo de depresión asociado con la exposición a metales pesados. La investigación analizó los datos de 16.371 personas que participaron en las Encuestas Nacionales de Examen de Salud y Nutrición de Corea (KNHANES) entre los años 2009 y 2017, excluyendo los años 2014 y 2015.

El objetivo del estudio fue determinar las relaciones entre la prevalencia de la depresión, la ingesta de vitaminas en la dieta y los niveles séricos de metales pesados (mercurio, cadmio y plomo). En este sentido, se encontró que un aumento en el suero cadmio (Cd) estaba asociado con un mayor riesgo de depresión, pero esto podría aliviarse con un aumento en la ingesta de vitaminas.

El equipo de investigación analizó tanto la ingesta diaria de vitaminas como la ingesta de alimentos, mediante un recordatorio dietético de 24 horas. Asimismo, los sujetos completaron un cuestionario de frecuencia de alimentos semicuantitativo que analizó su ingesta de 63 productos alimenticios.

Resultados del estudio

Los investigadores han publicado que el nivel de Cd en suero fue significativamente más alto en sujetos con depresión, tal y como recogen sus resultados. Exactamente, la media geométrica del nivel sérico de cadmio fue de 1,11 ug/l en los participantes con depresión y de 0,81 ug/l en los participantes sin depresión.​

Un aumento en el Cd sérico se asoció con un mayor riesgo de depresión y, sorprendentemente, se descubrió que el riesgo de depresión disminuía rápidamente cuando aumentaba la ingesta de vitamina B1, B3 o vitamina A total”, confirmaron los autores del estudio. Estos hallazgos apoyan los datos que anteriormente apuntaban a los efectos de los metales pesados ​​y la ingesta de vitaminas en la dieta, relacionados con la patogenia de la depresión.

En cambio, de cara a los participantes sin depresión, su ingesta media geométrica de vitamina B1, B3 y A fue de 1,26 mg, 13,82 mg y 481,40 mg, respectivamente. Mientras que aquellos con depresión tenían una ingesta más baja (0,99 mg, 10,80 mg y 392,76 mg).

Vitaminas contra la depresión

Según los resultados, el riesgo de depresión disminuyó a medida que aumentó la ingesta de vitaminas. Concretamente, un aumento del doble en la ingesta diaria de vitamina B1, B3 o A redujo el riesgo de depresión en un 17%, 20% y 8%, respectivamente.​ “El resultado muestra que una mayor ingesta diaria de vitaminas en la dieta podría proteger al público contra la depresión”, afirmó el equipo de investigación.

No obstante, los autores creen que se necesitan más estudios para reducir los riesgos que plantean los metales pesados. “En futuros estudios se podría determinar de manera más completa los efectos de la ingesta diaria de vitaminas en la dieta sobre la depresión”, añadieron. Además, mientras que otros estudios informaron que los niveles séricos elevados de magnesio y plomo estaban asociados con la depresión, este estudio no encontró evidencia de estas asociaciones.

El impacto neurológico del cadmio

Los mecanismos en los que el cadmio sérico está relacionado con los trastornos neuropsiquiátricos no se conocen bien, sin embargo, los investigadores han señalado algunas posibles explicaciones. En primer lugar, el Cd puede cruzar y romper la barrera hematoencefálica y, por lo tanto, podría inducir estrés oxidativo y disfunción mitocondrial. Incluso es posible causar apoptosis de células neuronales en el tejido cerebral.

En segundo lugar, puede afectar negativamente al sistema nervioso central al desencadenar daño vascular a través del estrés oxidativo endotelial. Este es un factor de riesgo para la depresión. Por último, es sabido que la deficiencia de vitamina B desempeña un papel en el desarrollo de la depresión, por lo que un aumento de esta a través de la dieta o la suplementación podría ser una opción correcta y natural.

Conclusiones

Los investigadores aseguran que estos resultados muestran que el consumo de vitamina B1 está inversamente asociado con la depresión. Esto apoya el resultado obtenido en un estudio anterior, en el que la suplementación con vitamina B1 durante 6 semanas redujo los síntomas depresivos en mujeres mayores.

Por otra parte, existen otros estudios que también han informado acerca de las bondades de los suplementos a base de vitamina B1. Se trata de unos nutrientes con capacidad para reducir los síntomas depresivos y mejorar la función cognitiva en pacientes con depresión geriátrica. Además, en un informe de caso, la suplementación consiguió disminuir los síntomas depresivos en un hombre de 50 años ingresado en una clínica psiquiátrica.

Cabe señalar que el estudio coreano es el primero que se ha realizado en esta área a gran escala. En él se ha informado acerca de los efectos de la ingesta de vitaminas en la dieta y los niveles séricos de metales pesados ​​sobre la depresión en una muestra representativa.

Bibliografía

Nguyen HD, Oh H, Hoang NHM, Jo WH, Kim MS. Environmental science and pollution research role of heavy metal concentrations and vitamin intake from food in depression: a national cross-sectional study (2009-2017). Environ Sci Pollut Res Int. 2022 Jan;29(3):4574-4586.

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