Se ha recomendado minimizar el consumo de productos lácteos enteros, ya que es un alimento fuente de grasas saturadas responsables de alterar la lipemia, aumentar el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular y aumentar la mortalidad.
Pero nuevas evidencias nos indican que este enfoque queda obsoleto. Como es el caso del estudio PURE (The Prospective Urban Rural Epidemiology), se trata de un gran estudio de cohorte multinacional de individuos de 35 a 70 años inscritos en 21 países de los cinco continentes cuyos resultados han sido publicados en The Lancet.
Las conclusiones finales de este estudio, liderado por Mahsid Dehghan, afirman que el consumo de productos lácteos se asoció con un menor riesgo de mortalidad y eventos graves de enfermedad cardiovascular en una cohorte con una población de referencia muy amplia y diversa. Los beneficios se observaron en aquellas personas que tomaban más de 2 porciones al día de lácteos enteros en comparación a los que no realizan ninguna ingesta de este tipo de alimentos.