Medicina

Expertos en Bioética muestran su preocupación por el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en la Medicina

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La aplicación de la inteligencia artificial (IA) a la Medicina (con sus beneficios y desafíos a nivel biomédico, ético y jurídico), la ética de la cirugía estética o la aplicación real de la reciente Ley de Libertad Sexual trans y LGTBI+ son algunos de los temas principales que se debaten entre hoy y mañana en el XVI Seminario de Biomedicina, Ética y Derechos Humanos.

Esta jornada, que coordinan Fernando Bandrés, Benjamín Herreros y Sara Bandrés, se ha erigido en un referente nacional e internacional, donde cada año acuden expertos de reconocido prestigio mundial. El filósofo Jorge Freire, la profesora Mariblanca Ramos, el experto en IA Richard Benjamins o el Prof. Carlos Viesca, del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la UNAM (México), son algunos de los ponentes más sobresalientes de esta reunión, donde no faltará una exposición («Diez años del Instituto de Ética Clínica. Exposición imágenes de la bioética”) y la presentación de libros de Benjamín Herreros o de Javier Sádaba.

Como destaca Fernando Bandrés Moya, catedrático de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y director del Centro de Estudios Gregorio Marañón, “se trata de un lugar de encuentro multidisciplinar en el que profesores y alumnos de diferentes áreas de conocimiento (especialmente, Medicina, Enfermería, Ciencias de la Salud, Derecho, Ciencias Sociales y Filosofía) se reúnen para actualizar conocimientos y reflexiones acerca de los temas más relevantes que plantean retos y controversias en la Biomedicina, la Ética y los Derechos Humanos”.

Según añade el Prof. Benjamín Herreros Ruiz- Valdepeñas, director del Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés y director del Máster Universitario en Bioética Clínica de UIMP – FOM, “en el Seminario intentamos dar luz a temas controvertidos, intentando aprender entre todos; pero, sobre todo, queremos poner en contacto a personas que en su día a día están preocupadas por la Bioética o por la filosofía de la ciencia, y que no saben cómo vehicular estas preocupaciones”.

La IA, ocupa y preocupa a la Bioética

Entre estas preocupaciones se encuentra el uso de la IA en salud. “La confidencialidad, la dignidad, la autonomía, la propiedad de los datos y otros muchos aspectos se complican con el uso de las nuevas tecnologías diagnósticas y terapéuticas, y con el empleo de la IA”, reconoce el catedrático Fernando Bandrés.  En su opinión, las grandes amenazas se ciernen sobre la seguridad y gestión de los datos de salud (lo que, entre otras cosas, obliga a crear un nuevo modelo de historia clínica), el uso de algoritmos, la anonimización, la transparencia en el manejo de la IA, el derecho a la información y los riesgos de discriminación”.       

Y es que, como asegura Benjamín Herreros, “la inteligencia artificial puede hacer que las decisiones médicas se modifiquen radicalmente, que no se tomen decisiones humanas sino en base a algoritmos y análisis de datos.  Como señala este experto, “todo esto repercute directamente en el núcleo de la Medicina: la relación médico-paciente, la confianza, la responsabilidad de las decisiones, la libertad y autonomía del paciente,…”. Y es que, según añade, “la revolución más importante que se ha registrado en Medicina desde Hipócrates es la que se está produciendo por la IA”.

Por todo ello, el Seminario, que esta edición se celebra en la sede de la Fundación Ortega-Marañón, se focaliza particularmente en evaluar los retos que plantea la inteligencia artificial. “Estos nuevos recursos aplicados en Medicina aportan seguridad en los procesos diagnósticos y terapéuticos, pero también podrían consolidar sesgos y errores previos, sobre todo porque desconocemos los algoritmos que están detrás y quién y cómo se validarán, así como se plantea un nuevo reparto de responsabilidades en la asistencia sanitaria”, afirma María Tormo Domínguez, directora de Planificación y Desarrollo de ASISA y presidenta del Comité de Bioética y Derecho Sanitario Asisa-Lavinia, quien considera esencial reflexionar, desde la Medicina, las Ciencias de la Salud en general y otras disciplinas, sobre el alcance de la IA.

Los expertos en Bioética consideran que los procedimientos guiados por IA y que tienen aplicaciones en salud deberían seguir un patrón similar a lo que sucede, por ejemplo, con la aprobación de fármacos. En Medicina se aprueba el uso de medicamentos, de productos sanitarios y de dispositivos técnicos tras un proceso riguroso de comprobación de la seguridad y de la eficacia de los mismos. A juicio de María Tormo, “estos procedimientos deberían trasladarse (con la necesaria adaptación) a la IA”.

Respecto a la urgente necesidad de evaluar el nuevo reparto de responsabilidades que requiere la IA, la directora de Planificación y Desarrollo de ASISA se pregunta “¿qué ocurriría si falla la IA, o es que no fallará nunca?”. Y, además, se reclama un concienzudo estudio sobre los límites de la IA en salud. “Todos estos estudios deberán ser multidisciplinares y, de hecho, estamos preparados para realizarlos”, señala María Tormo. En el caso concreto de ASISA, “desde el año 2008, cuando creamos nuestro comité de bioética, trabajamos para responder, con el mayor rigor posible, a los dilemas y conflictos éticos que se dan en la práctica clínica y estamos muy atentos a las nuevas iniciativas, incluidas las que llegan de la mano de la IA”.

Beneficios de la IA en Medicina

De las sesiones que tienen lugar hoy en este Seminario destaca la mesa que aborda la cuarta revolución industrial aplicada a la medicina: Big Data y privacidad, IA, robótica, y uso del ChatGPT por parte de médicos y pacientes para informarse y tomar decisiones.

Como defiende en este Seminario Richard Benjamins, responsable de Inteligencia Artificial en Telefónica, la IA es un aliado para la salud de las personas. “Nos dirigimos a una situación donde los profesionales de la salud se pueden apoyar cada vez más en la inteligencia artificial, asegura este experto, quien considera que “el profesional seguirá al mando, pero tendrá un potente copiloto para ayudarle con las tareas que normalmente requieren mucho esfuerzo manual y/o mental”. Por lo tanto, opina, “no hay que tener miedo de la inteligencia artificial, sino que debemos entenderla y comprenderla, lo que debe acompañarse también de una aplicación y uso responsable.

Y es que también se subrayan en este foro los importantes beneficios derivados del uso de la IA. Entre otros, se destaca la reducción de la variabilidad clínica (tanto en el diagnóstico como el tratamiento) o el empleo de datos masivos que, mediante aprendizaje profundo, permiten mejorar la toma de decisiones en términos de eficiencia y calidad.

ChatGPT en la comunicación en salud

En el caso concreto de ChatGPT, Mª Jesús Pascual, jefa de la Unidad de Comunicación Interna de Madrid Salud, explica en este foro qué es, cómo funciona, cómo usarlo y para qué sirve en el campo de la comunicación de salud, subrayando sus ventajas y desventajas en salud pública.

Como principal amenaza, esta experta apunta que ChatGPT podría ser utilizado para generar textos científicos y/o divulgativos que contengan información falsa sobre temas de salud, lo que podría inducir a los usuarios a tomar decisiones erróneas o perjudiciales para su salud (seguir tratamientos ineficaces, abandonar terapias efectivas consumir sustancias nocivas,…)”. Esto, a su juicio, “generaría una importante pérdida de confianza y credibilidad de los profesionales sanitarios”. En definitiva, “esta herramienta de inteligencia artificial plantea desafíos éticos y de privacidad que se deben tener en cuenta para garantizar, además de la seguridad de las personas que demandan actividades preventivas o asistenciales, la calidad de estas acciones”.

Para evitar estas amenazas, según aconseja Mª Jesús Pascual, “es importante que los profesionales de la salud sean conscientes de las limitaciones y los desafíos del chatGPT y mantengan su formación actualizada”.

Los expertos coinciden en que no hay un ámbito sanitario en el que no pueda ser aplicado ChatGPT, aunque la investigación científica es donde puede tener más trascendencia. “La capacidad para procesar grandes volúmenes de datos permitirá un análisis en tiempo récord, facilitando la detección temprana de factores de riesgo y el diagnóstico de enfermedades. De esta forma va a permitir tomar decisiones más precisas y personalizadas”, finaliza Mª Jesús Pascual.

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