Medicina
Vitamina D: cuando la “mala ciencia” entra en la consulta
La molécula de vitamina D es sintetizada por nuestro cuerpo tras la exposición al sol, ha sido denominada erróneamente como “vitamina”, pese a que por sus efectos se asemeje más a una molécula precursora de una hormona. En cualquier caso esta molécula se ha convertido en un recurso frecuente que los profesionales de la medicina han empleado para tratar a sus pacientes.
En los últimos años se ha suplementado y fortificado en alimentos como ningún otro micronutriente, justificándose por su efecto a nivel óseo.
Sin embargo, se ha demostrado el nulo efecto de la vitamina D en relación con diabetes, hipertensión, cardiopatía isquémica, síntomas menopáusicos, depresión, fatiga, mortalidad e incluso en prevención de fracturas.
La relación de la vitamina D con el metabolismo óseo ha sido muy controvertida y así lo cuestionan recientes revisiones y metaanálisis en relación con las caídas y fracturas. Se ha alegado que estas discrepancias estaban relacionadas con la dosis (se requerían dosis superiores a 400 UI/día), aunque en algunos estudios encontraban mayor incidencia de fracturas y de caídas con suplementos de vitamina D a dosis elevadas.
Para más inri existen revisiones en las que sólo se demuestra beneficio con suplementos de vitamina D, otras en las que sólo se evidencia resultados con la asociación del calcio y vitamina D, y por último, los que no encuentran beneficio con ninguno de ellos. Se ha descrito, incluso, un aumento de fracturas de cadera con la administración de calcio sin vitamina D.
Resulta curioso como las recomendaciones de la National Osteoporosis Foundation a favor de los suplementos de calcio y vitamina D, se sustentan en un metaanálisis financiado por ellos mismos, lo que pone en cuestión la desvinculación de posibles intereses económicos.
Para profundizar más en torno al uso médico y la investigación en torno a la vitamina D recomendamos la lectura completa de “Vitamina D: el traje nuevo del Rey Sol”.