Uno de los mayores factores de riesgo de la osteoporosis es el sexo biológico y, en este sentido, las mujeres tienen muchas más probabilidades de experimentar esta afección que los hombres.
Además, después de alcanzar la masa ósea máxima entre los 25 y los 30 años, se produce una disminución gradual de la masa ósea relacionada con la edad. Como resultado de cambios en la cantidad de estrógeno en el cuerpo, en las mujeres, esta pérdida ósea se acelera después de la menopausia.
Durante la perimenopausia, que se refiere a los años previos a la menopausia, los ovarios comienzan gradualmente a producir menos estrógeno. Esta pérdida de estrógeno afecta a cada mujer de manera diferente y el impacto varía entre culturas.
La menopausia puede ser una experiencia positiva para algunas, pero también puede inducir una serie de cambios en el cuerpo. Estos incluyen cambios de humor, sofocos y sudores nocturnos, así como pérdida de densidad ósea.
La pérdida extensa de densidad ósea, que conduce a un mayor riesgo de fracturarse un hueso, se denomina osteoporosis. Según la Organización Mundial de la Salud, esta enfermedad afecta, en España, a 3,5 millones de personas. A nivel mundial, las tasas de osteoporosis varían hasta diez veces entre los grupos étnicos.
Además de realizar ciertos cambios en el estilo de vida, actualmente no existe una forma eficaz de prevenir la osteoporosis. Sin embargo, científicos de Brasil creen que pueden haber encontrado una.
Tras realizar experimentos con ratas hembras, utilizaron la hormona oxitocina para revertir los procesos que reducen la densidad y la fuerza de los huesos. Si los estudios en humanos producen resultados similares, los médicos podrían eventualmente usar oxitocina clínicamente para prevenir la aparición de osteoporosis.
Precisamente, en Brasil, debido al envejecimiento de la población, los expertos predicen que ocurren alrededor de 100.000 fracturas de cadera cada año. Estas fracturas son de tres a cuatro veces más comunes en mujeres que en hombres y pueden tener graves consecuencias, incluida la pérdida de movilidad y un mayor riesgo de mortalidad en los años siguientes.
El nuevo estudio se centró en una parte de la cadera llamada cuello femoral, que es el sitio más común de fractura. Los investigadores estudiaron este sitio en ratas hembra de 18 meses, una edad equivalente a la perimenopausia en las hembras humanas. Una de las autoras principales, Dornelles, indicó que la investigación en esta fase es crítica, pero actualmente está subrepresentada en la literatura.
«Hay mucha investigación sobre la fase de posmenopausia, que sigue al último período de una mujer, pero los cambios hormonales en la perimenopausia ya son agudos y están asociados con una disminución gradual de la densidad ósea«.
Por eso, se necesita más investigación para apoyar la prevención de la osteoporosis durante la perimenopausia, ya que el período posterior a la menopausia representa aproximadamente un tercio de la vida de una mujer y debe tener la mejor calidad posible.
Tratamiento: la «hormona del amor»
Dornelles y su equipo trataron a las ratas perimenopáusicas con oxitocina, una hormona comúnmente asociada con sentimientos de afecto, unión y empatía, pero que también tiene un papel importante en la regulación de la masa ósea.
La oxitocina es secretada por las células óseas y está asociada con el metabolismo óseo en las mujeres. Los niveles de esta hormona también disminuyen durante la menopausia.
Aproximadamente un mes después de que los científicos trataron a las ratas, analizaron muestras de sangre y tejido y las compararon con las de animales que no recibieron oxitocina. Las ratas que recibieron oxitocina no mostraron pérdida de densidad ósea y tenían marcadores bioquímicos de renovación ósea en la sangre.
El propio hueso también fue más robusto en los animales tratados. La región del cuello femoral era más fuerte y menos porosa, y tenía propiedades compatibles con una mayor densidad ósea.