En un estudio piloto de personas que viven con VIH o con altos niveles de colesterol, los investigadores de Johns Hopkins Medicine descubrieron que, un tratamiento de seis semanas de un medicamento para reducir el colesterol, mejoró la función de las arterias coronarias que proporcionan oxígeno al corazón.
El medicamento utilizado en el estudio, un inhibidor de PCSK9, reduce la actividad de PCSK9, una proteína involucrada en el metabolismo del colesterol. Estos niveles son más altos en personas con VIH y con colesterol alto.
Actualmente, las personas con VIH reciben medicamentos antirretrovirales y, rara vez, mueren a causa del virus. Sin embargo, las mismas personas tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular como resultado de la inflamación crónica causada por el virus, y son significativamente más propensas a morir de enfermedad cardiovascular que la población general.
En un estudio publicado el 17 de julio en el Journal of the American Heart Association, los investigadores sugirieron que puede haber una forma de limitar el riesgo de enfermedad cardiovascular en aquellos que padecen VIH y otros factores de riesgo cardiovascular al mejorar la función de los vasos sanguíneos.
Para el estudio, participaron 19 personas con VIH y 11 personas con lípidos sanguíneos altos, pero sin VIH. Todos ellos recibieron el medicamento evolocumab, un inhibidor de PCSK9, durante seis semanas.
Al comienzo del estudio y siguiendo el curso del tratamiento, el equipo usó imágenes de resonancia magnética cardíaca (MRI) para medir el área y el flujo sanguíneo en la arteria coronaria derecha en reposo y durante un ejercicio de mano que, normalmente, relaja los vasos sanguíneos.
Cuando las personas sanas realizaron la prueba, la arteria coronaria respondía al ejercicio y su área aumentaba, permitiendo que fluyese más sangre. Por otro lado, en las personas con problemas en la función de los vasos sanguíneos, como las que padecían VIH o colesterol alto, la arteria no se agrandaba e, incluso, se contraía. Por lo tanto, el flujo sanguíneo era el mismo o disminuía en aquellos con una función alterada de los vasos sanguíneos.
Después del tratamiento de seis semanas con el inhibidor PCSK9, los participantes que viven con el VIH tuvieron un aumento promedio del 7,9% en el área de la arteria coronaria y un aumento del 10,1% en el flujo sanguíneo durante el ejercicio de agarre de la mano, en comparación con el valor de reposo.
Estos cambios fueron significativamente mayores que los cambios del reposo al ejercicio de agarre de la mano durante la visita inicial previa al tratamiento. Los participantes con lípidos sanguíneos altos también tuvieron mejoras en el área de la arteria coronaria y un aumento en el flujo sanguíneo después de seis semanas de tratamiento.
Pese a los prometedores resultados, los investigadores indicaron que, en los futuros estudios, necesitarían incluir a más pacientes y estudiarlos durante más tiempo.