Investigación
Identifican una proteína que regula los mecanismos encargados de la sensibilidad al dolor
El dispositivo que se ha identificado es clave para poder regular la sensibilidad del dolor y otras sensaciones como cuando percibimos el tacto o la temperatura.
Este mecanismo encontrado nos podría llevar a generar diferentes terapias para reducir el dolor sensorial crónico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha adoptado la última revisión de su ‘Clasificación Internacional de Enfermedades’, que incluye sistema de clasificación para el dolor crónico. Para llegar a esta decisión, se ha realizado una extensa investigación durante los últimos seis años por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP). Este sistema de clasificación del dolor transformará la atención al paciente y la investigación del dolor en todo el mundo.
El dolor crónico es una enfermedad y un derecho que tenemos las personas. El alivio del dolor es una lucha que todas las personas que lo tienen intentan lograr quitarlo.
Los científicos ya sabían que una proteína, el factor de crecimiento nervioso o NGF (por sus siglas en inglés), conlleva el crecimiento axonal de las neuronas sensoriales y participa de la regulación de la sensibilidad al dolor y otros estímulos. Pero para que NGF actúe, se necesita que el receptor se active antes, llamado TrKA.
Paratcha y su equipo han mencionado pasos moleculares que guían la correcta “migración” y localización del receptor TrKA en la membrana. Mencionado a través de una analogía, el mecanismo asegura que el timbre de una casa se instale al lado de la puerta de entrada externa y no adentro del baño o en el patio.
El trabajo desarrollado puede llevar al desarrollo de futuras terapias para el dolor crónico e incluso de ciertas enfermedades neurodegenerativas que implican poblaciones neuronales estimuladas por NGF, como ocurre en Alzheimer, aseguró Paratcha, quien dirige el Laboratorio de Neurobiología Molecular y Celular del IBCN.
Del avance también participaron Facundo Ferrero Restelli (primer autor), Paula Fontanet, Ana Paula De Vincenti y Tomás Falzone, del IBCN; y Fernanda Ledda, del IBCN y del Instituto Leloir.
Paratcha dijo que aún es necesario realizar investigaciones adicionales de ciencia básica para poder concretar estudios preclínicos y clínicos que conlleven bases para una futura aplicación terapéutica.
Fuente: Agencia CyTA-Fundación Leloir