Entrevistas
«Somos los profesionales más preparados para adaptarnos a todos los cambios tecnológicos que se han ido produciendo en el campo de la sanidad»
Durante los últimos años, la radiología ha experimentado un vertiginoso cambio. ¿Cuáles han sido los avances más notables en este sector desde que empezó usted como radióloga?
Llevo casi 40 años en la especialidad y recuerdo que, cuando era estudiante y asistía como alumna-interno en la cátedra de medicina interna, en España se disponía de poco más que de la radiología simple. En los años 80, se empezó a aplicar la ecografía y, en seguida, apareció el Emi-escáner, que inicialmente solo estaba dedicado a la valoración del cerebro; y después ya la tomografía computarizada (TC). Inicialmente eran adquisiciones secuenciales con demoras casi de minutos entre corte y corte. Surgió la TC helicoidal, que supuso una revolución por la rapidez en la obtención de imágenes de forma continua. A primeros de siglo, surgió una nueva revolución: la TC multidetector. En paralelo, se iba desarrollando la resonancia magnética, la ecografía doppler, la PET-TC, la fusión, la radiómica…
Con esto queda patente que los radiólogos hemos vivido una transformación vertiginosa de la especialidad que nos ha obligado a adaptarnos y a estar en permanente formación por la aparición, incluso, de nuevas modalidades de diagnóstico. Esto nos ha convertido en los profesionales más preparados para adaptarnos a todos los demás cambios tecnológicos que se han ido produciendo en el campo de la sanidad. Aquí se incluyen transformaciones asociadas a la digitalización en general, los sistemas de almacenamiento y visualización de las imágenes (PACS), la implementación de la historia clínica electrónica y todas las herramientas asociadas, el desarrollo de la inteligencia artificial, etc. Pero sin ninguna duda, el avance más notable fue el descubrimiento de la tomografía computarizada.
¿A qué retos se enfrentan los radiólogos en España? ¿Cómo los solucionaría?
Estamos acostumbrados a enfrentarnos a numerosos retos, pero podría destacar:
- El escaso conocimiento que tiene la población en general del papel del radiólogo en el proceso diagnóstico, la escasa visibilidad de la radiología en general para la sociedad. Va mejorando especialmente en áreas como la mama, el intervencionismo o la ecografía, donde el radiólogo entra en contacto directo con el paciente y actúa como el especialista clínico que es.
- La super especialización en diferentes áreas de conocimiento. Por una parte, ese rol de consultor experto resulta imprescindible en los grandes hospitales y, por otra, puede derivar en una atomización de la especialidad si no cuidamos el nexo que nos une a todos, manteniendo el contacto, y sobre todo una mínima formación continuada básica, común y transversal, más allá de nuestro ámbito de actividad.
- La sobrecarga asistencial que excede la capacidad de respuesta de los servicios de radiología obligando a “abandonar” espacios o actividades que no por ser simples o convencionales, son menos complejas en su interpretación. Me estoy refiriendo a la radiografía de tórax o a la de huesos, frecuentemente olvidadas, dejadas en manos de los especialistas correspondientes, propiciando el intrusismo o fomentando la irreal idea de que el radiólogo es prescindible. Mención aparte la ecografía, nicho de interés para cualquier especialista que cree que con identificar su área de interés (Point of Care) ha llevado a cabo una ecografía, olvidando que el paciente no es una suma de órganos independientes. Esa visión integral solo la tiene el radiólogo.
En este punto, la inteligencia artificial, que a veces se plantea como una amenaza; se convierte en una oportunidad si la gestionamos o dirigimos a nuestro favor. Se transforma en un instrumento de ayuda y asistencia al radiólogo que resuelve tareas manuales de reconstrucción, compara y señala cambios en estudios evolutivos, detecta y marca anomalías para la validación del radiólogo, prioriza exploraciones con patologías más urgentes para informar… Estas herramientas liberan al radiólogo de tareas rutinarias que consumen mucho tiempo, potenciando el valor añadido del radiólogo en el proceso, pero nos obliga a supervisar/validar/informar una mayor cantidad de exploraciones.
La llegada del nuevo coronavirus ha trastocado a muchos sistemas de salud, ¿cómo ha afectado este nuevo virus a los radiólogos?
La llegada del coronavirus ha transformado completamente la forma de trabajar en los servicios de radiología casi para siempre.
Los hospitales más afortunados organizan la actividad con dos circuitos independientes con equipos diferentes para pacientes con coronavirus o con sospecha y otro para pacientes no sospechosos.
En los que no disponen de equipos, especialmente de alta tecnología, se ven obligados a “agrupar” a los pacientes infectados para posteriormente llevar a cabo una limpieza exhaustiva.
En todo caso, siempre es necesario efectuar una limpieza del equipo después de cada paciente, aunque sea no sospechoso, para evitar contagios no deseados. Esto ha implicado una modificación de las agendas para adecuarlas al nuevo ritmo y a la capacidad de las salas de espera, donde además es necesario mantener una distancia de seguridad.
¿Cómo han participado en la lucha contra la covid-19?
Desde muchos ámbitos. Algunos compañeros se han enfundado el equipo de protección y han colaborado con los clínicos valorando y atendiendo directamente a los pacientes.
Otros, la mayoría, tras un reciclaje rápido, se han puesto a informar radiografías de tórax para ayudar a las secciones de urgencias y de radiología torácica. Las exploraciones de tórax tanto de radiología convencional, portátil o de tomografía computarizada, supusieron en un momento determinado más del 90% de la actividad de todo el servicio de radiología.
Se participaba reforzando la guardia, doblando turnos o informando desde casa. Supuso un gran alivio para los compañeros de la urgencia recibir todas las exploraciones con un informe radiológico que les facilitaba una toma de decisiones respecto al paciente COVID-19 con más seguridad.
Se oye hablar mucho sobre la radiología intervencionista, ¿podría explicarnos en qué consiste?
La radiología intervencionista requiere no solo un conocimiento profundo de radiología sino además unas habilidades técnicas y un entrenamiento especial. Incluye desde los procedimientos endovasculares hasta todo tipo de intervencionismos no vasculares. Los procedimientos endovasculares son una de las principales competencias de los radiólogos vasculares y consisten en llegar a cualquier lugar del organismo mediante la cateterización de una arteria periférica, hasta el punto donde existe un sangrado o una lesión potencialmente sangrante para taponarlo, o bien hasta una zona ocluida a donde no llega la sangre para restablecer el flujo mediante distintas técnicas. El procedimiento se dirige mediante escopia y contraste intra-arterial.
Además, dentro de la distribución de órgano-sistemas en la que se subdivide la especialidad, se pueden llevar a cabo otras actuaciones intervencionistas como punciones diagnósticas o procedimientos terapéuticos de drenaje, termo-ablación, alcoholización de tumores…, en otras secciones. La forma de monitorizar el proceso en este caso es más variada dependiendo de la modalidad en la que se localiza mejor (ecografía, TC, escopia o técnicas de fusión).
En resumen, la radiología intervencionista resuelve problemas graves, muy graves y vitales evitando la cirugía mediante procedimientos mínimamente invasivos, con poca agresión al organismo; evitando de este modo los riesgos, complicaciones y secuelas asociados a la cirugía.
En relación a la formación, ¿cuáles cree que son las necesidades formativas más importantes para los radiólogos?
Las necesidades formativas dependen del área de actividad y del ámbito donde la desarrolle cada uno. No es lo mismo trabajar en un gran hospital rodeado de super especialistas que facilitan la puesta al día de manera continua y con menor esfuerzo que hacerlo en hospitales/ clínicas pequeñas donde hay que mantenerse al día casi de manera simultánea en todas las áreas del conocimiento radiológico.
Por ello la SERAM potencia tanto los cursos de alta especialización en áreas muy concretas como los cursos más divulgativos, pero con actualizaciones periódicas. Pero lo que constituye de verdad el área más deficitaria en la formación del radiólogo y que afecta a la gran mayoría, son las competencias trasversales, especialmente en el campo de la investigación.
La Sociedad Española de Radiología Médica tiene una fuerte apuesta por la formación, ¿no es así?
Es uno de los objetivos prioritarios de la SERAM mantener y seguir incrementando la oferta formativa. Como consecuencia de la llegada de coronavirus, se ha ampliado notablemente la oferta en el campo online, que tiene la ventaja de llegar fácilmente a todos los radiólogos interesados desde su propia casa, a su ritmo y en cualquier momento y lugar. Evita los inconvenientes que implican los desplazamientos y la repercusión en la actividad asistencial en los servicios de radiología que están fuertemente presionados.
La variedad formativa abarca desde cursos que se consideran básicos para los residentes, hasta otros altamente especializados o con simuladores, que también se van ampliando y actualizando de manera periódica.
Hemos invertido en cursos de competencias transversales para todas las áreas del conocimiento radiológico con cursos sobre publicaciones, presentaciones, estadística, gestión y calidad… y que hasta hace poco constituían un vacío formativo especialmente para aquellos radiólogos que no trabajan en grandes hospitales.
Este año, además, hemos celebrado en mayo nuestro Congreso Nacional por primera vez de forma virtual. De esta manera, hemos conseguido que el evento científico más importante de la especialidad en lengua española, haya sido aún más abierto y accesible, con mayor presencia internacional.
¿Qué hay de la investigación? ¿Qué proyectos están desarrollando actualmente?
Como sociedad tenemos la obligación y el compromiso de potenciar y estimular la investigación entre los radiólogos españoles. Ponemos a disposición de los socios plataformas, herramientas y foros donde conectar para llevar a cabo proyectos multicéntricos o coordinados donde pueden participar radiólogos españoles y de otras sociedades convenidas.
También ofrecemos numerosas becas de investigación en radiología potenciando al radiólogo como investigador principal y ayudamos y facilitamos la creación de proyectos de cooperación entre universidades empresa y los servicios de radiología. En este momento, hay varios proyectos de inteligencia artificial en desarrollo gracias a la cooperación entre la universidad y diferentes hospitales donde la SERAM ha ejercido como agente mediador.