¿Hasta qué punto la sexualidad da forma a nuestra identidad?
La función sexual es una más de las funciones orgánicas del ser humano. Su importancia radica en que está relacionado con nuestra dimensión personal, relacional y de salud. Expresa lo que somos, pensamos, sentimos y hacemos.
Por un lado, está relacionada con todo aquello que nos hace felices y, a su vez, en el otro extremo, esa vivencia puede estar ligada a abuso de poder, desigualdad, represión, pérdida de libertad, etc.
Debemos buscar y ayudar a encontrar una vivencia positiva de la sexualidad. Por eso, la educación sexual es tan importante.
Las disfunciones sexuales son un problema que está presente en una gran parte de la sociedad. De acuerdo con estudio publicado en Dialnet, la prevalencia de estas disfunciones es más alta en mujeres que en hombres, ¿a qué se debe esto?
Conocer la prevalencia de las disfunciones sexuales en la población de nuestro entorno nos ayuda a focalizar nuestros esfuerzos en desarrollar estrategias concretas de mejora.
En la mayoría de los estudios, las disfunciones sexuales femeninas presentan una mayor prevalencia que las masculinas, pero es cierto, que no todas las poblaciones son iguales a nivel socio demográfico y extrapolar los resultados a los diferentes grupos de población no sería adecuado.
Para responder a tu pregunta, la educación, es la causa principal de muchas de las disfunciones sexuales que presenta la población.
La educación que hemos recibido, y ahí quiero englobar la educación sexual, ha influido en nuestro desarrollo personal y, sobre todo, en la vivencia de nuestra propia sexualidad y como la hemos ido adaptando a los diferentes cambios físicos y relacionales.
Sin embargo, una de las disfunciones más conocidas es una que afecta a los hombres: la disfunción eréctil.
La mayoría de los hombres ha sufrido algún episodio de disfunción eréctil a lo largo de su vida. Se trata de la disfunción sexual más frecuente en varones de entre 25 y 70 años y, normalmente, empeora con la edad. Además, es una de las patologías médicas más humillantes y frustrantes para los pacientes, de ahí que sea la más conocida.
Se la define, como la incapacidad, persistente o recurrente, de conseguir mantener la suficiente rigidez del pene para permitir una relación sexual satisfactoria.
La erección está regulada por factores psicológicos y físicos. La alteración en alguno de ellos puede provocar la disfunción eréctil.
En las disfunciones sexuales, ¿se involucran también los factores psicológicos o únicamente los físicos?
En las disfunciones sexuales podemos encontrar causas físicas, psicológicas o ambas.
Una sexualidad sana implica la ausencia de enfermedades o deficiencias que afecten la fisiología sexual y reproductiva.
Y por otro lado, la ausencia de trastornos de ánimo, temores, sentimiento de vergüenza, culpabilidad y otros factores psicológicos.
¿Qué trastornos psicológicos pueden causar disfunciones sexuales?
Las personas somos individuos complejos que dependemos mucho de nuestro propio desarrollo mental, de la educación y del entorno al que nos hemos tenido que adaptar.
Dentro de las causas psicológicas primero identificamos aquellas que están relacionadas con una patología psiquiátrica concreta, como son la ansiedad, depresión o psicosis.
Por otro lado, la alteración de los factores del desarrollo y la propia educación sexual también pueden provocar alteraciones psicológicas debido a traumas, abusos, educaciones prohibitivas, problemas con la identidad de género o identidad sexual, creencias sexuales erróneas…
A su vez, en una misma persona pueden convivir más de un trastorno psicológico.
Generalmente, ¿cómo se evalúan los casos de disfunción sexual?
Se realiza una anamnesis exhaustiva de sus antecedentes médicos personales, como en cualquier práctica médica ordinaria, con la particularidad de preguntar también sobre los antecedentes sexuales y aspectos psicológicos.
En los antecedentes sexuales, abordamos el desarrollo, la orientación, la vivencia de la sexualidad, las primeras experiencias, la respuesta sexual previa y actual, aspectos relacionales, etc.
Los aspectos psicológicos también son muy importantes. Cada paciente ha recibido una educación sexológica, con sus mitos y tabúes, que han podido alterar su desarrollo psicológico.
Por otro lado, su disfunción puede presentar una base psicógena o secundariamente, su disfunción sexual actual puede desarrollar una patología psicológica, por ejemplo: ansiedad de desempeño en pacientes con disfunción eréctil).
A la hora de tratarlas, ¿se trata de forma individual o con la pareja?
Cada disfunción sexual tiene su tratamiento específico. Muchas de las disfunciones pueden deteriorar la relación de pareja y por consiguiente, además de la terapia sexual necesitar terapia de pareja. O al revés, puede que el problema en la relación de pareja haya provocado una disfunción sexual secundaria, en uno o ambos miembros.
Una persona puede venir a terapia sexológica teniendo o no pareja. En el caso último puede ser individual si el paciente así lo desea.
Es cierto, que en este segundo caso, la participación de la pareja ayuda a realizar ciertos ejercicios en terapia y a su vez, involucrarla hace que esta se siente parte del proceso de mejora.
Por último, ¿cómo se tratan las disfunciones sexuales a través de la terapia sexual?
En terapia sexual se trabajan los problemas sexuales.
Se identifican aquella(s) disfunciones sexuales que presenta el paciente en la actualidad. En el proceso, el terapeuta y el paciente marcan un objetivo conjuntamente, según las expectativas del paciente y lo factible.
El objetivo principal en terapia es conseguir un funcionamiento sexual adecuado mediante técnicas y modificando conductas.
En este proceso de terapia, con mi perfil de médica de atención primaria y sexóloga, me apoyo en mis conocimientos para identificar enfermedades relacionadas con la disfunción, modificar tratamientos crónicos que pueden provocarlos o valerme de fármacos para solventar o complementar las técnicas implementadas.