Entrevistas
«La dieta juega un papel importante en el manejo de la sintomatología que acompaña al SII»
En los últimos años, las Dietas FODMAP han cogido fuerza entre la sociedad, ¿en qué consiste exactamente este tipo de dieta?
Es una dieta baja en FODMAP [abreviatura de Fermentable, Oligosacáridos (GOS/FOS), Monosacáridos (fructosa), Disacáridos (lactosa), Polioles (xilitol, sorbitol, manitol, maltitol, polidextrosa e isomaltosa)], desarrollada por investigadores de la Universidad Monash en Melbourne, Australia.
¿Qué objetivos tiene realizar esta dieta?
La dieta juega un papel importante en el manejo de la sintomatología que acompaña a este trastorno. El objetivo de la dieta es poder paliar los síntomas asociados al SII como: distensión abdominal, diarrea/estreñimiento o los gases e identificar los desencadenantes específicos cuando hacemos la reintroducción de los alimentos.
Entonces, ¿ayudaría en enfermedades intestinales como, por ejemplo, el Síndrome del Intestino Irritable? ¿Y el colon irritable?
El SII es una enfermedad crónica, de elevada prevalencia en la población, con un gran impacto en la vida de los pacientes y sin un tratamiento curativo. Estos hechos justifican la búsqueda de estrategias que mejoren la sintomatología del SII. Aplicar dietas que excluyan determinados alimentos y modificar hábitos dietéticos, son recursos terapéuticos que mejoran los síntomas del SII. Aunque es verdad que debido a la dificultad de poder realizar estudios randomizados, la evidencia científica de la que disponemos es limitada.
¿Es una dieta que puede realizar cualquiera o, más bien, es aconsejable hablar con un profesional?
Debemos considerar que las dietas bajas en FODMAP son muy restrictivas. Se corre el riesgo de producir déficits nutricionales, por lo que se recomienda monitorizar la ingesta de algunos nutrientes como el calcio, la fibra, el ácido fólico o la vitamina D. Para lograr que la dieta no sea deficitaria a pesar de las restricciones, este tipo de dietas deben de estar controladas por un dietista especializado. Este va a proporcionar al paciente la información adecuada (verbal y escrita) sobre los alimentos que debe de modificar/reducir o eliminar y cuáles son las alternativas posibles para lograr una dieta equilibrada.
¿Cuáles podrían ser sus contraindicaciones?
Una dieta puede mejorar o empeorar la calidad de vida de cualquier persona. Cuando se realiza un cambio importante en la ingesta de alimentos, se corre el riesgo de efectos no deseados, como pueden ser la reducción de la fibra dietética, que puede modificar la composición de la microbiota intestinal, o insuficiencias nutricionales. Esta dieta se puede realizar de manera adecuada desde un punto de vista nutricional, siempre que se realice bajo el asesoramiento de un profesional cualificado.
Por el contrario, ¿quiénes podrían beneficiarse de esta dieta?
Principalmente pacientes con SII que no han respondido adecuadamente al tratamiento de primera línea que se recomienda en las guías NICE.
Hablando de enfermedades intestinales, ¿cuáles son las más frecuentes entre la población?
Hay dos tipos principales de EII: La colitis ulcerosa (CU), que afecta al 42% de las personas con EII, afectando al colon y provocando úlceras; y la enfermedad de Crohn (EC), que afecta al 48% de las personas con EII y a cualquier parte del tubo digestivo.
Ambos son trastornos crónicos, progresivos, difíciles de diferenciar, que afectan tanto a hombre como mujeres.
¿Se han producido avances en los tratamientos para estas enfermedades? ¿Cuáles destacaría?
En el desarrollo de estas enfermedades, confluyen factores genéticos, inmunes y ambientales. Con la dieta FODMAP, pretendemos actuar sobre estos factores ambientales. Afortunadamente los nuevos avances científicos nos permiten actuar sobre el sistema inmunológico y sobre nuestros genes con la inmunonutrición y la nutrigenética.
- La inmunonutrición: considerada como el efecto que los nutrientes y los componentes bioactivos presentes en los alimentos ejercen sobre el sistema inmunológico.
- La nutrigenética: entendida como aquellos genes que pueden ser modificados por la nutrición.
Resultan ser herramientas terapéuticas con suficiente evidencia científica que permiten a través de la dieta la modulación del sistema inmunitario o de genes asociados con la inmunidad o en reconocer y procesar bacterias que pueden estar aumentadas en los pacientes con EII.
En ocasiones, estas enfermedades tienden a asociarse con el cáncer, ¿existe realmente una vinculación entre ambas?
En los pacientes con EII, la inflamación crónica, el estrés oxidativo y la respuesta inmune, resulta ser un factor de riesgo importante no solo en el desarrollo de neoplasias gastrointestinales, estudios científicos demuestran también un mayor riesgo de neoplasias extraintestinales.
Los pacientes con EII tienen mayor riesgo de cáncer colorrectal, cáncer anal, linfoma intestinal y adenocarcinoma de intestino delgado.
En relación a las neoplasias extraintestianles, los medicamentos como los inmunomoduladores y los agentes biológicos, medicamentos que mitigan la inflamación crónica, actúan sobre el sistema inmunológico, se cree que también pueden promover la carcinogénesis.
¿Qué consejos podría dar para evitar este tipo de enfermedades?
Muchas de las enfermedades crónicas que tratamos hoy en día en las consultas dietéticas (obesidad, diabetes, enfermedades caridovasculares o cáncer) se asocian a una dieta inadecuada. Esto hace que los hábitos alimentarios no saludables puedan ser considerados comportamientos de riesgo tanto para la EC como para la CU.
- Expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard han creado el Plato para Comer Saludable. Este plato es una guía que permite crear comidas saludables y balanceadas.
- Incorpore en sus comidas vegetales y frutas de color y variedad.
- Consumo preferible de granos integrales a los refinados.
- Consuma legumbres, pescado, aves y limite el consumo de carnes rojas, tocinería, carnes procesadas.
- Use aceite de oliva para aliñar sus ensaladas y cocinar. Limite la margarina, mantequilla y evite la grasa trans.
- Consumo de agua adecuado, evitando las bebidas azucaradas, limitando el consumo de zumos a un vaso al día.
- Mantener un hábito intestinal regular.
- Manténgase activo.
- Tenga un sueño de calidad y cantidad saludable.