Cláusula de Divulgación
Las personas firmantes no son asalariadas, ni consultoras, ni poseen acciones, ni reciben financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y han declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado anteriormente.
Son muchos los frentes abiertos contra la promoción de pseudoterapias. Ahora se abre uno más. Esta vez desde el conjunto de profesores responsables de la docencia universitaria en Radiología y Medicina Física (APURF) que incluye, entre otras asignaturas, la Oncología Radioterápica, el Radiodiagnóstico, la Medicina Nuclear, la Rehabilitación y la Física Médica.
Las pseudoterapias son supuestos tratamientos sin base científica que se aplican a pacientes de cualquier diagnóstico, comprobado o no. Para ello se invocan todo tipo de propiedades mágicas del cosmos; de la energía benigna recibida, recogida y transmitida por desaprensivos con poderes; de elementos naturales como flores y aromas; o bien de misteriosos puntos anatómicos, solo conocidos por iniciados, que por tocarte una zona de la oreja te arreglan el pie.
Como profesores universitarios es nuestra responsabilidad que este tipo de creencias y supercherías no tengan cabida en la formación de los futuros profesionales de la salud.
“No pierdes nada por probar”
Sí que pierdes. Múltiples trabajos científicos han demostrado que pacientes con cáncer que confiesan seguir estos tratamientos tienen mucho peores resultados. Se han demostrado también las interacciones que algunas hierbas tienen sobre el tratamiento médico y sobre la mortalidad de quien piensa que no pierdes nada por probar.
También se ha observado que los pacientes con cáncer que siguen estas pseudoterapias son más reacios a seguir el tratamiento científico que podría curarles su tumor. Numerosos y trágicos casos han trascendido a los medios de comunicación y han representado el germen para el movimiento en defensa de la salud y en contra de estas patrañas.
Todo esto sin contar el gigantesco fraude a que son sometidos pacientes y familiares, añadido al triste desengaño al comprobar la falta de eficacia del supuesto tratamiento en el que habían puesto sus esperanzas y su dinero.
Es hora de actuar
A pesar de su carácter perjudicial, no ha habido hasta la fecha muchos intentos de regular y reprimir las denominadas pseudoterapias por parte de las autoridades.
Los primeros antecedentes de intervención podemos encontrarlos en 2007 con la creación de un grupo de trabajo formado por el Ministerio de Sanidad y Consumo y las Comunidades Autónomas. En 2011 el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad impulsó un documento de análisis sobre la situación de las terapias naturales, pero no hablaba de pseudoterapias.
Preguntas clave
Los expertos insisten en que las acciones contra este tipo de tratamientos deben basarse en la convicción. Es provechoso que los críticos entiendan el argumentario de los pseudoterapeutas y se pongan en el lugar de los usuarios.
Estas son tres de las alegaciones típicas de los defensores de estas terapias:
- ¿Qué daño puede hacer, si yo no les incito a que abandonen el tratamiento convencional?
Las estadísticas son claras. Los pacientes de cáncer que siguen estos tratamientos es más probable que mueran. Aunque no rechacen de entrada el tratamiento científico, es posible que la adhesión al tratamiento alternativo les genere una falsa seguridad que les haga menos disciplinados con el tratamiento curativo.
Independientemente de las razones, las pseudoterapias empeoran el pronóstico: son intrínsecamente nocivas.
- Llevo 20 años acudiendo como paciente a la homeopatía (o reiki, o cualquier otra). ¿Por qué no respetan mi libertad para tratarme con una modalidad en la que creo y que me ha ido bien?
Las autoridades sanitarias (y en general cualquier profesional sanitario) están obligadas a proteger la salud de todos los ciudadanos, aunque éstos no lo pidan explícitamente. Así, las autoridades obligan a llevar cinturón de seguridad mientras se conduce y promueven campañas en contra de las drogas. Dar libertad para que te engañen o te hagan daño no es libertad.
- ¿Quién les otorga el derecho a ustedes, ciencia oficial, para decir lo que es bueno o malo, para juzgar y condenar?
La persona de ciencia odia el autoritarismo. La ciencia no es dogmática, porque esencialmente es un sistema de corrección de errores. También, ante todo, de sus propios errores.
La diferencia entre ciencia y pseudociencia es que la segunda no está dispuesta a someterse a mecanismos de prueba. Y las pocas veces que lo ha hecho, los resultados han sido negativos. De este modo, el auténtico experto no solo está autorizado, sino que está obligado a denunciar falsas teorías y terapias por una doble responsabilidad: el compromiso con la verdad y la servidumbre con la sociedad.